Josep María Bartomeu ha tenido poco protagonismo este verano. El presidente del Barcelona se ha encerrado en su despacho y ha querido de esa forma cerrar algunas heridas. La principal, los líos que mantiene el club con Hacienda y también en los juzgados.

El club catalán ha reconocido que no hizo bien las cosas en el aspecto fiscal, sobre todo con Leo Messi, y se aventuró a asegurar que existía una persecución. Fueron momentos polémicos la temporada pasada que pasaron a la historia. Pero que quedan en el recuerdo. El dirigente sabe que cualquier manifestación o declaración es revisada con lupa. Por eso, sus apariciones son contadas y esporádicas.

Una polémica podría desestabilizar al grupo. Este verano fue capaz de zanjar con éxito la renovación de Neymar, lo que supuso un alivio para la entidad. El brasileño había dejado entrever la posibilidad de marcharse.