Nairo Quintana (Movistar) sobrevoló los Picos de Europa y firmó en solitario una exhibición que le dio la victoria en la décima etapa de la Vuelta disputada a través de 188,7 kilómetros entre Lugones y Lagos de Covadonga, donde volvió a enfundarse el maillot rojo.

Quintana, el Cóndor de Boyacá, despegó a 5 kilómetros de la cima en respuesta a un ataque de Alberto Contador, atrapó a los supervivientes de la fuga y se marchó imparable a la conquista de una cima mítica donde recuperó la roja.

Como hizo en La Camperona, puso en evidencia a sus enemigos, aunque no logró eliminarlos. El holandés Robert Gesink (Lotto Jumbo) le siguió a 24 segundos y Chris Froome a 25. El británico, de origen keniano, remontó de manera espectacular tras quedarse descolgado a pie de puerto .

El hachazo de Quintana no lo pudo aguantar Alberto Contador, de nuevo en la pelea, pero perjudicado en meta a 1.05 minutos y ya a 2.54 en la general. Tampoco Valverde, que se dejó 28 segundos, ni el colombiano Chaves, que terminó a 1.02. Otro golpe de moral para Nairo, convencido de que es posible ganar a su bestia negra en el Tour, el que le ha relegado dos veces al segundo puesto en París.

Fuera de los puestos del podio las diferencias aumentan. Esteban Chaves se aleja a 2.09 minutos y Alberto Contador a 2.54. El madrileño lo intentó, se jugó la baza de seguir a Quintana o a Froome, y se equivocó, tal y como reconoció en meta. De nuevo la Vuelta en Lagos de Covadonga, primer puerto de categoría especial en la Vuelta, primer test serio, de verdad. En juego una victoria de prestigio en una cima donde no siempre se han inscrito nombres ilustres. No faltaron esta vez, en la vigésima visita de la ronda española al puerto que estrenó en 1983 Marino Lejarreta.

La salida desde Lugones fue rápida y nerviosa, con constantes intentos de fuga. Y con varias caídas, que afectaron, entre otros muchos al colombiano Atapuma y mandó a casa a Irízar, Reza y Huzarski.

Hasta el kilómetro 65 no se formó la fuga, ahora con 16 corredores, el mejor clasificado el belga Ben Hermans (BMC), a 4.21 minutos de la roja. Fue líder virtual a 65 de meta cuando el pelotón tirado por el Etixx rodaba a 5 minutos.

A 46,7 kilómetros para la línea de meta los aventureros iniciaron la subida al Alto del Mirador del Fito (1ª categoría, 6,2 kilómetros al 7,8% de desnivel) con una ventaja de 3.04 minutos. El español Omar Fraile arrancó cerca del alto para puntuar en cabeza seguido de Maté, mientras el Movistar marcaba el ritmo en el tren de favoritos.

La escapada se fue diluyendo entre ataques sin consistencia. Parecía que el arreón del holandés Robert Gesink podía ser decisivo, pero no, en absoluto. La victoria se estaba cociendo en el pelotón de favoritos.

Movistar tensó, Contador probó suerte en La Huesera, donde las rampas superan el 15 por ciento. Y se llevó a Nairo Quintana. Mientras, Froome perdió el tren. Un hueco con 7 kilómetros por delante que llegó a superar el minuto. Con la presa débil, se marcharon en busca de la gloria.

Hablaron Contador y Quintana. Una colaboración podía arruinar a Froome. Hubo relevos mientras las fuerzas respetaron al madrileño, pero Quintana andaba sobrado y a 4 de meta despegó como un avión pasado el Mirador de la Reina. Desatado, se fue a por Gesink, lo dejó sentado y directo a la gloria.

Restaba por saber cuál sería la herida de Froome. El británico fue agarrando uno a uno a todos los corredores que llevaba por delante. Una reacción casi milagrosa que evitó una descomunal avería. De perder 1 minuto a 28 segundos puede ir una Vuelta. La carrera se anima.