La selección española pasó de exhibirse en la venganza en Turín, con Gianluigi Buffon poniendo solución a la falta de pegada con un grave error para el gol de Vitolo, a ceder un empate ante Italia en un duelo de estilos, por un penalti innecesario y polémico a ocho minutos del final (1-1).

Apenas tres meses han pasado del encuentro que significó el triste final de la gloriosa era Del Bosque. Lo ocurrido en aquella tarde negra en París quedó demostrado que fue un accidente. Italia atropelló a España. La superó en todos los aspectos del juego, comenzando por la ambición, pero su presente es más preocupante.

La reacción de la roja llegó con retraso, pero se produjo en el Juventus Stadium donde no culminó la revancha pero dejó síntomas que invitan al optimismo en un duelo fratricida por el único puesto que da acceso directo al Mundial de Rusia. Con Julen Lopetegui dando un recital de pizarra, con un estudio excelente del rival para anular cualquier virtud de Italia y convertirla en una selección menor. Pero sin cerrar el partido ni reacción ante el movimiento táctico final de su rival.

La personalidad de España arrinconó a su rival y la azzurra no dudó en dar un paso atrás con descaro pese a jugar de local. El dominio de la roja fue insultante. Un 78 por ciento de posesión en el primer acto. Hasta nueve córners a favor. Un dibujo táctico 4-2-3-1, con líneas juntas muy trabajadas, la presión alta. Robos en terreno rival y posesión con velocidad. Para alcanzar la perfección solo faltaba la pegada.

Italia agazapada, salía en estampida con un pelotazo de Buffon al punta que encendía a la grada, pero su realidad se resumió en ningún tiro a puerta y un solo balón blocado por De Gea, a los 43 minutos, a un centro lateral. Todo fue España. Lo preocupante es que le faltó definición para terminar de asombrar con su juego.

El dominio de España se mantuvo tras el descanso, con Koke omnipresente, y encontró el premio deseado de la forma menos esperada. Era el minuto 55 cuando un pase en largo de Busquets a la velocidad de Vitolo, provocó la salida de su zona de seguridad de Buffon, que despejó al aire, y dejó el tanto a puerta vacía.

Era el justo premio al fútbol de España y el acicate que necesitaba Italia para despertar. Se quitó de encima los miedos de un duelo clave de la fase de clasificación, adelantó líneas y se lanzó hacia otro tipo de partido. Sin la calidad de generaciones anteriores pero con el corazón para poner en peligro a cualquier rival.

Ventura reaccionó, cambió el dibujo y acabó con tres delanteros. El empuje italiano terminó poniendo contra las cuerdas a España. Quedaban nueve minutos para el final cuando llegó el empate en una jugada polémica debido a un penalti innecesario de Ramos.