La afición naranja ya puede finalizar la cuenta atrás que medía el tiempo que le restaba para volver a ver el mejor baloncesto de la liga LEB Oro y a su equipo Leyma Coruña en el Palacio de los Deportes de Riazor. La temporada pasada dejó el mejor de los sabores en los aficionados, con ganas de ver más, y reenganchó al deporte de la canasta a muchos otros. Los culpables, Tito Díaz, sus chicos y su forma de jugar. Espectáculo puro. Se espera mucho de este nuevo curso y eso que superar lo conseguido en el anterior no será nada fácil, ya que se quedaron a un solo paso de la final del play off de ascenso. Pero ya han empezado de forma inmejorable, con el pie en el acelerador. Tras la victoria a domicilio ante el Huesca, turno para un derbi contra el recién ascendido Marín Peixegalego (21.00 horas) para seguir con la línea ascendente.

Y es que el Leyma se presenta como uno de los rivales a batir y al que el resto de los equipos mira con atención y recelo. Mantener la base de la plantilla del año pasado fue su principal éxito de pretemporada y se comprobó con su casi pleno de victorias en la preparación. Zach Monaghan mantiene su velocidad y visión de juego, conectando a la perfección con el juego interior donde Sergio Olmos sigue impartiendo cátedra, aunque esta temporada con Gediminas Zyle como compañero de baile y bien secundados desde el banquillo por Javi Lucas, el más valorado de la plantilla en la primera jornada (20 puntos). Por fuera, Dago Peña también se asienta cada vez más en el sistema, después de haberse subido al tren en marcha, ya que llegó mediado el curso anterior.

Las armas coruñesas son claras y evidentes. También las del Marín. Pese a ser novato en la categoría, su victoria con el Melilla en la jornada inaugural supuso su primer toque de advertencia. Los pontevedreses, liderados por Javi Llorente y con grandes nombres en su plantilla como Andrés Miso, han llegado para quedarse. Destaca la vuelta al Palacio de los Deportes de Riazor de algunos viejos conocidos como Albert Homs, que no tuvo suerte en su etapa en la ciudad herculina, el coruñés Mario Cabanas y, sobre todo, Jason Cain. El estadounidense dejó un gran recuerdo. Un jugador serio, profesional, sin estridencias y gran dominador del juego interior. Pero todavía no es segura su presencia porque hay problemas con su tránsfer tras su paso por la liga angoleña.