Nico Rosberg dio un golpe al Mundial de pilotos con una victoria en el Gran Premio de Japón en el que su compañero y rival Lewis Hamilton, tercero al final, protagonizó una pésima salida, y donde Mercedes se proclamó campeón mundial de marcas.

Rosberg logró su primera victoria en Suzuka, la vigésima tercera de su carrera y la novena de la presente temporada, y suma 313 puntos, 33 más que su compañero, a falta de cuatro pruebas para la conclusión del Mundial, el plazo que le queda para sentenciar el campeonato, volcado ahora a su favor.

"Soy consciente de los 33 puntos, pero me centro en cada carrera", dijo un Rosberg sonriente por el golpe psicológico al campeonato, aunque advirtió de que "las matemáticas no cuentan" si el rival es su compañero Lewis: "Va a luchar, va a ser bonito empezando por el próximo fin de semana en Austin".

Un día feliz en Mercedes, que amarró su tercer título de constructores de su historia, todos logrados de forma consecutiva alcanzando los 593 puntos, 208 más que su más inmediato perseguidor, la escudería austríaca Red Bull.

La desastrosa salida de Hamilton, que se equivocó al poner en marcha su monoplaza y perdió su segunda plaza en la parrilla por la octava al verse adelantado por seis monoplazas, fue la clave que permitió a Rosberg dar el zarpazo al título y que obligó al británico a remontar posiciones.

"He tenido un derrape. Es muy frustrante pero es lo que hay", reconoció después Hamilton, telegráfico en la rueda de prensa posterior a la carrera y visiblemente disgustado al reconocer que los 33 puntos de renta de su compañero son "muy difíciles de alcanzar".

Tampoco fue un buen día para los españoles: Fernando Alonso (McLaren-Honda) fue decimosexto y reconoció que la potencia de su motor no daba para más, mientras que Carlos Sainz (Toro Rosso), que terminó justo detrás, dijo que la estrategia de su escudería fue "un desastre" al dejarle siempre en la zona con más tráfico.