El Madrid ganó a un timorato Betis en un gran partido, una goleada con la que se redime tras sus cuatro empates seguidos, tres en liga y uno en Champions, en un choque en el que fue muy superior.

Sin cinco lesionados, Ramos, Coentrão, Casemiro, Modric y James, el Madrid llegó al Villamarín en su peor momento de la temporada y, por ende, obligado a rehacerse tras cuatro empates seguidos: tres en liga (Villarreal, Las Palmas y Eibar) y uno en Champions (Dortmund).

Ante este examen, y fente al Betis, que necesitaba lavar su imagen tras su mal partido y su derrota en Anoeta, la exigencia para los merengues era total debido a su inusual crisis de resultados.

El choque empezó con el Madrid muy concentrado y dando claros síntomas de querer solventar el duelo pronto. Así fue, a los 4 minutos, llegó lo que se preveía, el primer gol, obra de Varane.

Al Betis le faltó agresividad y presión, apretarle más a la línea de creación madridista y no defender tan atrás. En ataque estuvo desaparecido, pues su bagaje en este periodo fueron dos remates.

El Madrid siguió hilvanando buenas jugadas con conexiones entre Kroos e Isco con su veloz tridente ofensivo y rápidas incursiones de Marcelo, y se aprovechó de la debilidad verdiblanca para ampliar su renta superada la primera hora. Fue el preludio del chaparrón de llegadas que sufrió hasta el final el Betis, que, sin rumbo ni claridad, se vio impotente y no opuso resistencia alguna a un conjunto blanco que se paseó y goleó.