Un día, en un viaje a Nápoles, incendiaron un coche ocupado por aficionados locales. Siete detenidos. En un partido en Tel-Aviv (Israel), desplegaron una pancarta en la que apoyaban el exterminio de judíos. Hace unas semanas, en un partido contra el Borussia de Dortmund, rociaron con spray a varios vigilantes de seguridad y tiraron bengalas para poder asaltar la parte de la grada reservada a visitantes. Resultado: 80.000 euros de multa, clausura del recinto y obligación de jugar a puerta cerrada el próximo partido, que precisamente será ante el Madrid el miércoles 2 de noviembre próximo.

Se llaman Teddy Boys 95 y son los responsables de todo lo anterior. Es el grupo ultra radical del Legia de Varsovia, rival esta noche del Madrid en el Santiago Bernabéu. Se definen como fascistas, anticomunistas, homófobos y antisemitas. Y tienen un historial violento que asusta. Hoy cientos de ellos deambularán por Madrid camuflados entre los 4.000 seguidores polacos que aterrizarán en la capital. Unos 500, no tienen entrada. La Policía, preocupada, ha desplegado un dispositivo de 2.000 agentes. Prima la seguridad.

Por si acaso, para quitar hierro al asunto, desde el equipo polaco se envió ayer un mensaje de calma. El entrenador del Legia, Jacek Magiera, tranquilizó así: "Creo que todos los aficionados se van a portar muy bien y estarán cantando a nuestro favor", señaló. "No creo que haya ningún problema", abundó Radovic, media punta del equipo polaco.

El partido, no obstante, lleva días declarado de alto riesgo. Hay riesgo en las calles madrileñas pero no tanto, parece, en el verde del Bernabéu para un Madrid resucitado a golpe de goles en el Villamarín. El duelo (20.45 horas, Antena 3) se supone de trámite para los blancos, que buscan su octava victoria consecutiva como local en la Liga de Campeones.

El equipo polaco, que se estrena en la Liga de Campeones, ha perdido sus dos primeros partidos, no ha metido un gol, ha recibido ocho y en su liga se tambalea con un triunfo en el último mes y medio. El Madrid, más aseado y confiado tras su reacción en Sevilla, quiere repetir buen resultado y, sobre todo, buenas sensaciones para confirmar su recuperación y encandilar otra vez al exigente Bernabéu, con la mosca detrás de la oreja tras la racha de empates. "Hay que demostrar la diferencia en el campo", dijo ayer, cauto, Zinedine Zidane, técnico del Madrid. "No vamos a pensar en meter muchos goles al rival, eso no existe, hay que pensar en entrar bien", añadió. Ausentes Modric y Casemiro, también Sergio Ramos y Cöentrão, el entrenador francés podría repetir el equipo que jugó ante el Betis, con Kovacic y Kross en el medio e Isco en el enganche, puesto al que también opta James, de vuelta a la convocatoria. Los blancos quieren dar un paso adelante; los polacos, hacer historia con su primer triunfo. Unos y otros, miran de reojo a los ultras.