Ciento cuarenta y cuatro centímetros de calidad pura. Once años de madurez y competitividad. Un talento de esos de los que se ven pocas veces en la vida. La de Rocío Amor está en proceso de dejar de ser la historia de una promesa de la gimnasia artística para convertirse en el presente de una de las mejores especialistas de la comunidad. Tanto que no ha pasado desapercibida ni para los técnicos de la Federación Española. Sobre todo después de sus dos títulos nacionales consecutivos, en 2015 en nivel cuatro pequeñas y este año en el cinco, el primero de los de vía olímpica. Con estas credenciales, la gimnasta coruñesa y su entrenador, Fon García Galán, han sido llamados para participar en la concentración de tecnificación nacional que se celebrará en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid del 17 al 19 del próximo mes. La primera de la que puede ser una larga carrera del joven diamante del Club Tempo. Solo estarán veinte niñas y de ellas saldrán algunas de las futuras integrantes del equipo nacional del que en los últimos años solo ha formado parte una gallega, la pontevedresa Melania Rodríguez.

"No estoy nerviosa, solo que me da un poco de vergüenza porque esta vez voy sola, sin mis compañeras. Pero tengo ganas de ver lo que hacen las otras niñas", dice la pequeña, todavía desde la timidez de sus once años. Admiradora de la estadounidense Simone Biles porque "es muy correcta", a ella lo que lo gusta es "saltar". Algo tan simple y a la vez tan difícil. Por eso le van los retos y las asimétricas son a la vez el aparato que le es más difícil y el que más le gusta. Cualidades de una campeona.

"Estamos muy orgullosos", dice por su parte el entrenador. "Habíamos estado alguna vez allí, pero por nuestra cuenta o con la Federación Gallega, pero ahora estaremos con los mejores de España, bajo el seguimiento de la seleccionadora nacional Lucía Guisado. Eso dice que se le tiene en cuenta para el futuro, aunque todavía es pronto porque pueden pasar muchas cosas. Su evolución es la que dirá si termina llegando o no", analiza.

Y es que García le intenta quitar presión, porque Rocío solo tiene once años, le quedarían tres o cuatro para llegar al equipo nacional y lo único que tiene que hacer hasta entonces es ser feliz con lo que hace y continuar con su progresión: "Lo bueno que tiene es que cuando compite no se centra en los resultados, sino en hacerlo bien. Lo primero que tenemos que pensar es en llegar al entrenamiento de hoy y hacerlo al máximo, igual que en el de mañana y en el de pasado. Así los resultados vendrán solos".

La concentración le servirá, sobre todo, como "motivación" para el inicio de una nueva temporada en la que subirá del nivel cinco al seis, con el aumento de dificultad que eso conlleva. "Nos viene bien para que vea el nivel de las otras niñas, que sepa que hay más como ella. Yo creo que volverá más motivada. Será un chute para que regrese con las pilas cargadas", añade el técnico del Tempo, que durante el verano ya estuvo en el CAR de Madrid con los entrenadores olímpicos para hacer el curso de tecnificación.

García Galán describe a su pupila como una gimnasta "muy técnica" y con una gran capacidad para competir. "Los aparatos difíciles son los técnicos. Se dice que en paralelas y en barra es donde se pierden y se ganan los campeonatos", explica. "Y compite muy bien y muy tranquila, que es algo que ha conseguido con los años, tener esa templanza y frialdad", continúa, a lo que suma la rapidez en el aprendizaje: "Lo que otros tardan un año, ella lo pilla en dos semanas".