El Shum descendió de la OK Liga al final de la temporada 2015-16 y tuvo que iniciar una reconstrucción para la presente con el objetivo de volver a la máxima categoría. Hizo tres fichajes. Los tres, de jóvenes talentos coruñeses a los que la falta de un equipo en Primera en A Coruña les priva de continuar con su evolución como jugadores. Uno de ellos es Adrián Candamio. Siempre uno de los pilares del Liceo que arrasó en categorías inferiores, su negativa a abandonar la nave verdiblanca le privó de más oportunidades. En el primer equipo liceísta apenas contaba con minutos, incluso convocatorias. Por eso el año pasado tomó la decisión y fichó por el Cerceda, donde empezó a demostrar una de sus mejores cualidades: su instinto asesino en el área. La desaparición del conjunto rojiblanco le hizo replantearse su futuro y apostó por el hockey. Era consciente de que para continuar con su carrera lo ideal era tener minutos de calidad en una liga competitiva. Es lo que le ofrecía el Shum y no se lo pensó mucho. Allí acaba de recalar también Pablo Fernández. Su caso es distinto, porque está acostumbrado a pasar por diferentes equipos. Estuvo en el Cerceda, en el Liceo, en el Compañía de María, en el Órdenes y probó suerte en el Mataró antes de recalar en el Shum. Para completar la colonia coruñesa en Maçanet de la Selva, a última hora se les unió Gabriel Villares. Para él es su primera experiencia fuera de casa, pero un paso natural dentro de su enorme proyección tras estar a punto de ascender a Primera con el Compañía de María el año pasado. Ya golea en su nuevo equipo y categoría. Calidad gallega hacia la OK Liga.