Primer paso dado. El Liceo se impuso con comodidad al Breganze italiano y ya está al frente del grupo D de la Liga Europea con el que será su máximo rival, el Oliveirense portugués, a su par tras su victoria ante el La Vendéenne francés (4-2). Siempre es una buena noticia empezar con triunfo, sin sorpresas, pese al 0-1 de los italianos que solo fue un espejismo porque el dominio de los verdiblancos fue absoluto en un partido para seguir creciendo como equipo.

El hockey italiano es antagónico al concepto habitual que se tiene del estilo de juego transalpino, con el célebre catenaccio como ejemplo de esa filosofía. Prácticamente no hay defensa, se busca correr, no dar tregua, la bola parece que quema. En cuanto un jugador tiene oportunidad y hay un mínimo de hueco, chuta. No se paran a elaborar la jugada, a pensar en movimientos, lo suyo es todo espontaneidad, explosividad, impulsos de la sangre latina que corre por sus venas. Parece un tópico, pero es lo que se vio ayer sobre la pista herculina.

Ese estilo no le viene mal al Liceo, más si en frente está un equipo que tiene mucho menos pólvora arriba que él. Por ejemplo, contra el Forte dei Marmi esa devolución de golpes en bucle fue casi un suicidio por la enorme calidad de los efectivos que en su momento tenía el equipo de la Toscana. Pero el único peligro real del Breganze lo personificó Álvaro Giménez. Y aunque a los verdiblancos les costó de inicio, con los italianos bien plantados, no se inquietaron porque sabían que en cuanto el partido se abriera, los visitantes se desbocarían y solo sería cuestión de tiempo encontrar huecos, más bien abismos, para colarse.

Es algo ante lo que hay que sacarse el sombrero. Pese a su teórica inferioridad el Breganze no vino a encerrarse y salir a la contra. Vino a morir matando a pesar de que hoy por hoy no tienen equipo para plantearle un cuerpo a cuerpo al Liceo -en terreno italiano será otra cosa-. El 0-1 de Giménez, de falta directa, fue su premio y el de unos diez valientes que no dejaron de animar desde la grada. No le duró mucho. Dava pudo hacer que todavía fuera menos, pero se estrelló contra el palo. Solo un minuto después, Coy empató desde el punto de penalti. Parece que el Liceo ha encontrado su chutador, una asignatura pendiente las temporadas pasadas.

Solo hubo un equipo a partir de entonces. Carlo se quedó a muy poco de culminar una contra, Josep Lamas falló una directa y a César también le frenó el palo. No a Toni Pérez, que hizo el 2-1 con otro penalti. Todo en su sitio al descanso, tras el que el Breganze se encomendó a lo que pudiera hacer Giménez (que erró una directa) mientras que el Liceo siguió a lo suyo sin inmutarse, sin caer en la trampa en la que le querían enjaular sus rivales. Coy, Lamas y Pérez, con una magistral falta directa, apuntalaron la victoria con goles y el Breganze maquilló con un penalti de Cocco.