"Hay un millón de razones para correr. La mía es Malawi". Con este eslogan se lanzaron a la carretera cerca de setecientos atletas para participar en la sexta edición de la Legua Solidaria que organizan la Hípica y el Movimiento Nambuma Malawi. Los más rápidos fueron Abdelaziz Fatihi y Mónica Mezquita, pero los ganadores fueron los niños a los que el Proyecto Tikondane, destino de los fondos recaudados por las inscripciones y con el dorsal cero, ayuda en la calles de Lilongüe, la capital de este país africano.

Al contrario que el año pasado, en el que cayó un auténtico aguacero, incluso granizada, la prueba transcurrió con sol. Los participantes corrieron con frío -y eso que alguno llegó a la meta sin camiseta-, pero por lo menos, secos. Con un poco de retraso, pasadas las diez y media de la mañana, se tomó la salida desde la Hípica hacia un recorrido de más de seis kilómetros que transcurría por el paseo marítimo. A la ida, las caras todavía eran sonrientes, a la vuelta, empezaba a hacer mella el cansancio, cuando todavía faltaba una pequeña vuelta al bajar hacia la zona de la torre de control marítimo y subir para enfilar la meta, de nuevo en la Hípica.

Como en otras carreras populares, la recta de llegada se convirtió en un hervidero de emociones con padres que recorrían los últimos metros con sus hijos, algunos que se daban la mano para cruzar la línea, incluso los que optaban por hacerlo con su perro. Ya hacia el final, entraron los de la caminata de tres kilómetros. Y después, turno para los más pequeños. La solidaridad no entiende de edad y la ilusión es gratuita. Tuvieron su oportunidad los más pequeños con una distancia de 100 metros para los prebenjamines (nacidos en 2009 y posteriores). Algo más recorrieron los alevines y benjamines (Ignacio Maroño, Gonzalo Díaz, Inés Vázquez y Carmen Molina como ganadores) y los infantiles y cadetes (vencidas por Diego Martínez, Yago Bort, Carmen Ogea y Laura Vallés).