Mireia Belmonte, vigente campeona olímpica de los 200 mariposa, afronta el Mundial de piscina corta que arranca hoy en Windsor (Canadá) como una estación de paso hacia el gran objetivo de la temporada, los Mundiales de 2017 en Budapest, en los que buscará su primer oro universal en piscina larga.

"No nos planteamos este Mundial como un punto rojo dentro de la preparación, es un paso más, una competición para ayudar a estar mejor más adelante, porque Mireia tiene la ambición de ganar un oro en verano y afronta este campeonato como un paso más para ese objetivo", señaló José Antonio del Castillo, director de Alto Rendimiento de la Federación Española.

Al contrario de hace dos años, cuando Belmonte preparó el Mundial de piscina corta de Doha, en el que se colgó cuatro oros, con una intensa participación en la Copa del Mundo, en esta ocasión, la de Badalona afrontará la cita mundialista con apenas un par de competiciones de carácter local en su haber.

"Evidentemente llega en forma, aunque a diferencia de otros años no ha competido tanto pensando en llegar en la mejor forma posible a diciembre, pero Mireia es muy competitiva en corta y estoy seguro de que cada vez que nade una final va a estar peleando por las medallas", explicó Del Castillo.

Un carácter competitivo al que Belmonte tendrá que apelar para tratar de subir al podio en las cinco pruebas que disputará en Windsor, donde la española competirá en los 400 y 800 libre, los 200 y 400 estilos, así como en los 200 mariposa.

El mismo problema con el que se encontrarán otros dos de los cuatro integrantes del equipo español, la bracista Jessica Vall y el joven Joan Lluis Pons, que apenas han competido a nivel internacional.

Todo lo contrario que Miguel Ortíz-Cañavate, que tras brillar en las pruebas de la Copa del Mundo, en las que, dos medallas de plata -Singapur y Hong Kong- y tres de bronce -Dubái, Doha y Tokio- en los 50 metros espalda, aspira a "pelear por algo importante".