Si la forma de acabar el 2016 fue la peor posible, con un partido para olvidar en Melilla, el Leyma Coruña hizo suyo el refrán de año nuevo, vida nueva para empezar el 2017 con un festival que supuso el mejor regalo de Reyes para la afición naranja. Victoria ante el Huesca con una exhibición de todas sus armas. La rapidez de sus bases, el acierto de sus exteriores -de nuevo por encima del 50% en triples, con 13 de 23- y la intimidación de sus pivots. Pero la mejor noticia es que los de Títo Díaz recuperan su esencia. Correr, correr y correr. Y eso que tuvo dudas al inicio, disipadas de golpe en un segundo cuarto en el que la velocidad de Dago Peña y Zach Monaghan dejó una y otra vez sin argumentos a sus oponentes. La máquina vuelve a carburar antes de afrontar el primer derbi de la segunda vuelta, el domingo en Marín, donde cerrará el maratón de partidos de la Navidad -jugó el 30, ayer y volverá a hacerlo el domingo-.

El encuentro contra Melilla pesó en los primeros minutos. Siempre por delante, con un Creus imparable, el Leyma titubeaba y dejó que el Huesca se viniera arriba hasta empatar el choque al término del primer cuarto (18-18). El parcial desde entonces fue demoledor. Los visitantes solo fueron capaces de anotar 5 puntos en más de siete minutos del segundo cuarto, mientras los coruñeses eran una apisonadora a la que todo le salía bien. El 19-5 fue un 30-13 al final del cuarto que se tradujo en un 48-31 al descanso al que se llegó con un espectacular triple de Zach Monaghan desde más allá del medio de la cancha. Como apunte, el Leyma anotó en solo medio partido casi tantos puntos como en Melilla en el encuentro completo (55).

La racha no se corto en el paso por vestuarios. Creus, con un triple, abrió el marcador del segundo acto y situó la diferencia en 20 puntos. El Huesca ofreció una mini reacción con un 0-6, pero no fue suficiente. Sobre la pista había una apisonadora. Los puntos iban cayendo. Los triples también. Peña, Abia, Djuran por partida doble, Ángel Hernández... no parecía haber límites. Se rozaron los 40 puntos de diferencia (93-58) y solo un último arreón visitante evitó la vergüenza (95-66).