La cuenta se había quedado a cero en la segunda vuelta así que todo lo que sea sumar era bienvenido para el Liceo. Pero el empate de ayer contra el Rivas es de esos que deja el vaso medio lleno y medio vacío. Lleno porque Cata Flores consiguió hacer el 3-3 ya en el último minuto, rescatando así un punto necesario para reiniciar la suma. Vacío porque las verdiblancas fueron siempre por delante en el marcador hasta que vieron cómo el rival se puso por delante en una jugada desafortunada de rebotes a dos para la bocina. Un punto, en definitiva, que deja al conjunto coruñés con 18, dos por encima del descenso cuya línea marca el Vilanova (16), que tiene un partido menos y que es el próximo rival del Liceo dentro de dos semanas en casa. Otra final a la vista.

El carácter de las verdiblancas fue la mejor noticia. Más valientes. Menos débiles al encajar un tanto en contra. Mucho descaro. Sin miedos. La juventud del equipo es su mejor aliado y a veces su peor enemigo. Ayer la actitud fue de diez. Salieron a ganar y si no lo consiguieron fue porque de nuevo se les negó el gol, con varios uno contra uno y una directa falladas y dos palos. Demostraron más alternativas de juego y para buscar la portería rival y se mostraron más trabajadas tácticamente. No les tembló el pulso a la hora de chutar. Incluso probaron con Cata Flores enganchada en el área, delante de la portera. Faltó más rotación, pues las cuatro jugadoras titulares solo tuvieron respiro cuando Nuria Novoa saltó a la pista.

Cata Flores estuvo especialmente lucida. Suyas fueron las primeras ocasiones, aunque también avisaron María Castelo y María Sanjurjo. El Rivas lo intentaba con tiros lejanos, buscando un desvío en el área. El gol de la internacional chilena, el 1-0, hacía justicia al mayor dominio verdiblanco y su presencia en el área rival. Las madrileñas empataron en una genialidad de la argentina Daiana Gordillo, que encontró el único hueco que había dejado sin tapar Katy Guscin. Pero antes del descanso María Castelo puso el 2-1 en un rechace que le quedó franco en la frontal del área.

La posesión seguía siendo local en el segundo tiempo. Tuvo varias Cata Flores en el segundo palo. Nuria se revolvió en el área y casi marca. Incluso hubo un palo. Pero de nuevo la bola se negó a entrar con el castigo añadido del empate de Pati Miret, a cinco para el final, y después el 2-3 de Marina Monge en un disparo que se envenenó tras rebotar en varias jugadoras. No se vino abajo el Liceo. Buscó el empate que llegó con un gran disparo por la escuadra de Flores. Y buscó la victoria. La tuvo en su stick María Castelo en una jugada calcada al segundo pero que se le fue alto la bola.

Un punto para cada equipo que supo bien al Rivas, que lo celebró así en las calles coruñesas frente al pabellón de Elviña II.