El Atlético de Madrid completó su acceso a los cuartos de final de la Liga de Campeones con un 0-0 con el Bayer Leverkusen, con tres paradas seguidas y asombrosas para el recuerdo de Jan Oblak y con un partido a medio gas del equipo rojiblanco, entre los ocho mejores de Europa por cuarto año seguido.

El Atlético nunca sufrió por la clasificación, después del 2-4 del encuentro de ida en Alemania, pero tampoco se sintió ni cómodo ni ganador del choque de vuelta, equilibrado, con oportunidades en ambas porterías y sin riesgos reales para su billete a la siguiente ronda, en la que ya espera rival en el sorteo de mañana.

Cumplió el trámite. Desde el principio no paró de gesticular, de moverse, inquieto, Diego Simeone toda la primera media hora ante un choque impreciso, sin control, ni del Atlético ni de su rival, un partido tan agitado por momentos, como el propio técnico, y un duelo de esos que no le gustan a los entrenadores, menos aún cuando la ventaja es tan buena de la ida.

Porque el encuentro de vuelta partió de un 2-4 en Alemania. Un condicionante indudable para el envite final en el Vicente Calderón, por el efecto que supone, a veces inconsciente, en los equipos. Para el local, porque manda, es el favorito y le vale con lo que tiene; para el visitante, porque no tiene nada o muy poco que perder.

Desde ahí surgió un partido raro. Si la eliminatoria mostraba muchas certezas para el Atlético, el duelo de vuelta admitía alguna discusión, sobre todo al inicio, aunque sólo fuera una circunstancia más de un clasificación a cuartos que ya era rojiblanca desde la ida y que lo siguió siendo ayer en lavuelta.

En el área del Leverkusen hubo alguna ocasión, un doble regate y un tiro de Correa y una vaselina de Griezmann, a la que le sobraron milímetros. En la del Atlético también, sobre todo una, triple, que, de no ser por el portero Oblak habría supuesto el 0-1 en el minuto.

El guardameta fue increíble entonces, con tres paradas inconmensurables, seguidas, con reflejos, todas dentro del área. Primero a Brandt y después dos veces a Volland. El cuarto tiro fue de Chicharito, fuera. Impresionante.