Parón y marcha atrás. El Leyma Coruña pudo dar ayer un paso de gigante en la pelea por los play off pero se desinfló en el último cuarto y dio vía libre a un Oviedo (77-88) que esperó al momento adecuado para dar el golpe definitivo en el Palacio de los Deportes de Riazor.

Conocía el conjunto naranja la importancia de superar a un rival directo. Tanto que avisó a la afición a lo largo de la semana para que no le fallase en esta ocasión. Y no lo hizo. El Leyma respondió, salió a la pista a por todo y se adelantó en el marcador, aunque sin llegar a dominar. Zyle aportó en ataque con Djuran y Monaghan que se lanzaron desde la línea de 6,75.

En el segundo cuarto, las tablas volvieron al marcador (31-31) y la pelea era cada vez más intensa. Salvo anotó varios triples que dieron aire a los oventeses pero el base estadounidense no se quedaba atrás. Monaghan, que trató de volver a su mejor versión, fue el mejor valorado de los locales.

Al descanso, los chicos de Tito Díaz ganaban de solo un punto, lo que les obligaba a seguir concentrados en la segunda mitad. Sin concesiones a un rival que a la mínima podía dar la sorpresa. Monaghan siguió haciendo daño, tanto desde fuera como bajo el aro. El equipo coruñés empezaba a sentirse cómodo con la pelota, con transiciones rápidas, y así hizo la primera brecha de la mañana en el marcador (58-46). Con doce puntos de diferencia entre ambos, al Leyma le bastaba con saber administrar la renta e intentar minimizar el poder del rival. Pero entonces apareció una figura dispuesta a cambiarlo todo. Eduardo Hernández-Sonseca, un viejo conocido de la marea naranja. El pívot del Oviedo se vistió de líder y además de ayudar a los suyos a remontar, fue el mejor del partido con un 28 de valoración -fruto de 16 puntos, 11 rebotes y 5 faltas recibidas-. Hizo lo que quiso y más. Capaz él solo de cambiar las tornas y poner al Oviedo arriba (62-64). Se vio muy ayudado por Jesperson y Lofberg, que anotaron varios triples en la recta final.

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Leyma Coruña 77 - 88 Oviedo

Olmos trató de aparecer pero era ya demasiado tarde. A los visitantes les salía todo y a los naranja, en el último cuarto, absolutamente nada. Monaghan falló tres libres seguidos que le podían haber dado cierta vidilla al partido. Todos los hombres de Carles Marco aportaban algo y eso acabó por hundir a un Leyma que solo metió 11 punos en los diez minutos finales mientras que su rival hizo 24.

Con esta derrota, la segunda consecutiva tras el desastre en Lugo, el equipo naranja se mete en problemas. No demasiado serios todavía. Pero sí puede peligrar su presencia en los play off. Para evitar sustos, el Leyma necesita seguir trabajando, corregir errores e intentar ganar lejos de casa lo perdido en Riazor. Ahora es noveno en la clasificación tras la victoria del Palma ante el Lleida. No hay margen de error. El partido del sábado contra el Prat será una de las cuatro finales que le quedan.