Quedan cuatro partidos de la temporada regular en la LEB Oro y el Leyma Coruña ya no tiene más margen, por lo menos de puestos, sí de victorias. El conjunto de Tito Díaz es noveno, última plaza que clasifica para el play off de ascenso a la ACB. Pero todavía no se siente muy presionado porque el que le sigue, el Lleida, está a dos victorias: 17 para los naranjas por las 15 de los catalanes. Es el resumen del momento de los coruñeses, al que hay que añadir la ligera depresión de los dos últimos encuentros, dos derrotas dolorosas ya no solo por los resultados, sino más bien por haber perdido parte de su identidad. En esta situación llega a su visita al Prat (Joan Busquets, 18.15 horas). La clasificación, en la que ocupa la decimocuarta plaza con once triunfos, no lo sitúa como un rival directo, pero el filial del Joventut ya se impuso en el Palacio de los Deportes de Riazor. Máxima prudencia y espadas en alto porque una victoria podría tener el bonus añadido de suponer un paso de gigante hacia la lucha por el ascenso.

"El objetivo es ser nosotros mismos, un equipo sólido en defensa y no precipitarnos en ataque", señalaba Tito Díaz esta semana en una entrevista en este periódico. "Espero que hayamos entendido lo que pasó -en las dos derrotas contra Breogán y Oviedo- y defendamos como un equipo. Estoy seguro de que si somos nosotros mismos vamos a ser competitivos", destacó el entrenador lucense, que también comentó la igualdad de una liga en la que los pequeños ganan a los grandes y con continúas sorpresas. Es uno de los motivos para no relajarse en Barcelona. El Prat es un equipo que combina a la perfección el talento de las jóvenes promesas, con Xabier López-Arostegui a la cabeza, con la experiencia de veteranos como Pep Ortega, Xavier Forcada y Álex Ros. Los catalanes vienen de perder contra el Melilla, al que dieron guerra hasta el final (77-71), pero la semana anterior dieron la campanada al imponerse al líder Retabet (80-70). Un lobo con piel de cordero al que tendrán que hacer frente los coruñeses, que afrontan un duro enfrentamiento a dos bandas, frente al rival y contra ellos mismos. El premio es bien suculento como para dejarlo todo en la batalla.