La persecución del Reus y el Vic, segundo y tercero respectivamente, se ha convertido en el principal aliciente del Liceo en la recta final de la OK Liga -quedan siete jornadas- una vez que ya se han ido agotando todas sus opciones en el resto de competiciones, la última la Liga Europea, donde cayó en cuartos de final frente al Benfica. La carrera por alcanzar el podio liguero se decidirá en los últimos partidos, con los enfrentamientos directos, pero para llegar a ellos en la mejor posición posible hay que empezar a sumar desde ya, como esta tarde frente a un Manlleu (Palacio de los Deportes de Riazor, 19.00 horas) que ocupa puestos de descenso y no quiere verse desahuciado.

Los verdiblancos son cuartos con 46 puntos, ya alejados del Voltregá, quinto con 41, y a seis del Vic (52) y siete del Reus (53). El Barça ya es inalcanzable (61). Al conjunto dirigido por Carlos Gil le quedan ahora cuatro partidos más asequibles (Manlleu, Alcoy, Lloret y Vilafranca), antes de un final de infarto frente a Reus, Vic y Barça. Con la Liga Europea ya fuera del horizonte, la liga es su único consuelo. El Manlleu puede servirle de pañuelo de la eliminación continental. Pero los catalanes necesitan, y mucho, los puntos. Son penúltimos y empieza a abrirse la brecha con la salvación, de momento todavía a tiro de una victoria. Queman sus últimos cartuchos y dar la sorpresa ante un grande en Riazor también es una gran motivación para los que dirige Jefa Rovira.