El mundo del motor o lo quieres o lo odias. Casi no hay medias tintas. El olor a gasolina, el rugido de los motores, las pulsaciones a mil en cada curva y obstáculo. La pasión por las dos o las cuatro ruedas se transmite de padres a hijos, una especie de ADN de la velocidad que hace que haya niños que nacen casi con el mono puesto. Es frecuente que los grandes pilotos, tanto de motos como de coches, apenas superaran el metro de altura la primera vez que se subieron a la protagonista de sus sueños. Y así es la historia de Chente López. Este coruñés tiene solo 13 años, pero se ha pasado casi toda su vida sobre una moto desde que a los tres su padre, Vicente, que también competía en trial, le comprara la primera de su colección. Diez después lleva más de la mitad de sus días como campeón gallego. Ganó su primer título a los siete y desde aquellas acumula ocho entre las categorías infantil y juvenil. Un palmarés que solo le da hambre para conseguir más y unir sus nombres a los de Jordi Tarrés, Adam Raga y Toni Bou, tres de los grandes de esta disciplina en la que los pilotos tienen que subir con su moto por diferentes obstáculos sin caerse en el intento.

"Mi padre competía, le gustaban mucho las motos desde pequeño. Pero él no pudo andar desde pronto con ellas porque a sus padres no les gustaba y no le compraron una. Así que él a mí me compró una pequeña, de batería, cuando tenía 3 años. Empecé a andar por casa y cuando ya vio que me gustaba mucho, me compró una de moto de 50, pequeña. Empecé a competir, me gustaba muchísimo y ya pasé a la siguiente moto, una de 80. Y hasta aquí llegamos. Compito casi todos los fines de semana y me encanta el ambiente que hay en las carreras, competir, llegar el sábado y ver las zonas, estar con la gente... Después el domingo hay más rivalidad, pero se lleva bien", resume su propia historia el protagonista, que busca nuevos retos: "Gané ocho campeonatos gallegos consecutivos entre infantiles y juveniles. Pero este año ya pasamos a la categoría absoluta y es más difícil. A ver qué tal sale. Hasta aquí he tenido rivales que me lo han puesto difícil, pero me concentro y consigo ganarles, por lo menos la mayoría de las veces".

Galicia es, junto con Cataluña, una de las grandes potencias del trial. Y eso que las comodidades para entrenar brillan por su ausencia. Pese a la cantidad, sigue faltando la calidad, y no solo en esta disciplina. "Vamos los domingos al monte, aunque si nos pillan, nos pueden echar, como ya ha pasado algunas veces", comenta. Así que completan su formación con otras actividades como la natación, el fútbol y el golf. Solo tiene un único secreto para ganar: "Entrenar, entrenar y entrenar". Aunque el apoyo de su padre también es su amuleto. "He tenido mucho suerte con él. Entrenamos juntos y me exige mucho, pero por mi bien. Él sabe mucho y me da muchos consejos. Me ayuda mucho", sentencia.

Aunque a la hora de nombrar a sus pilotos favoritos, a Vicente casi lo nombra de medio lado, mirándolo de reojo: "Está mi padre, pero a mí siempre me gustó Adam Raga aunque sea Toni Bou el que lleva veinte títulos mundiales consecutivos, diez al aire libre y diez indoor. Y también está Jordi Tarrés, que fue el que empezó todo", dice. ¿Se ve algún día compitiendo contra ellos? Son palabras mayores. "Claro que me gustaría, pero es muy complicado, sobre todo por el dinero. Tienes que pagarte tus propios gastos de ir a Bélgica, China... aunque sea simplemente ir a Almería. Pero lo vamos a intentar", relata el piloto, que cuenta con el patrocinio de la empresa de Abegondo TexasControls. El próximo asalto puede ser el Campeonato de España. "Ya he ido a algunas pruebas que coincidían con el Gallego y hay una categoría muy similar que yo creo que tendría muchas posibilidades de hacerlo bien". Un joven con las ideas claras. Una apuesta de futuro.