El equilibrio de fuerzas, de juego y de oportunidades entre el Valencia y el Sevilla se reflejó en el marcador de un choque nivelado, en el que el equipo local buscó sus espacios a la contra y el visitante tuvo más posesión de balón.

Fue un partido marcado por el respeto mutuo entre dos equipos con objetivos distintos, que en primer lugar estuvieron pendientes de mostrarse sólidos en defensa y a continuación trataron de crear peligro y, aunque hubo alguna opción clara de gol, ninguna llegó a materializarse.

La primera parte estuvo muy nivelada y en el juego de uno y otro equipo no se notó la diferencia clasificatoria existente en la actualidad a favor del conjunto sevillano, que al inicio del choque era de veintidós puntos.

Ambos equipos trataron de hacerse con el balón y moverlo con posesiones largas que, sin embargo, no acababan con claras ocasiones de gol, ya que las defensas estuvieron certeras y limitaron el poder ofensivo del atacante rival.

Hubo dos excepciones que supusieron las dos ocasiones más claras de gol del primer periodo. Una por equipo. La primera de ellas en un balón perdido por Enzo Pérez que controló Jovetic, que acababa de entrar al campo en sustitución del lesionado Vitolo.

Un buen remate de Orellana resuelto con una gran parada por Sergio Rico completó las oportunidades de un primer periodo jugado a buen ritmo y marcado por la intensidad de ambos equipos.

Esa tónica de juego se mantuvo en el tramo inicial del segundo periodo, entre dos equipos que querían imponer en el partido el ritmo que más les convenía, pero que eran conscientes de que mantener la portería a cero era un objetivo importante.

El partido era vibrante, con la dualidad en ambos conjuntos de saberse necesitados del triunfo, pero no se decidió hacia ninguno.