El belga Philippe Gilbert batió en un mano a mano al polaco Michal Kwiatkowski e inscribió por cuarta vez su nombre en la Amstel Gold Race, primera clásica holandesa de primavera y primera etapa del tríptico de las Ardenas, que seguirá esta semana con la Flecha Valona y rematará con la Lieja-Bastoña-Lieja.

Los dos campeones del mundo llegaron solos al último kilómetro, tras dejar atrás a sus cinco compañeros de fuga -entre ellos Jon Izagirre, José Joaquín Rojas y Sergio Henao-, y libraron un bello sprint que en solo 300 metros cambio de cara. El polaco fue el primero en atacar y abrió un amplio hueco, pero, cuando ya saboreaba la victoria, Gilbert volvió para arrebatarle el triunfo.

Vencedor en 2010, 2011 y 2014, el campeón belga ratificó ayer su asombrosa eficacia en la clásica cervecera, que ha ganado las cuatro veces en las que ha participado.

El recorrido de 261 kilómetros entre Maastricht y Valkenburg presentaba 35 subidas, tres de ellas al famoso Cauberg, casi siempre juez de la contienda, aunque en esta edición fue suprimida la última, que estaba a un solo kilómetro de la meta. Entre el último Cauberg y meta había este año 19 kilómetros, alimentando las esperanzas de los esprinters.

Junto al último ganador, el italiano Enrico Gasparotto, partían como favoritos Gilbert, Alejandro Valverde -segundo en 2013 y 2015, tercero en 2008-, Michael Matthews, Greg Van Avermaet y Michal Kwiatkowski (ganador en 2015).

Con más de 30 km por delante el pelotón se había fracturado en varios grupos, marchando por carreteras estrechas en un continuo sube y baja. Valverde y Van Avermaet tuvieron que asumir la persecución pero arriba Gilbert y Henao ya habían decidido echar el resto en busca de la victoria y la diferencia, lejos de bajar, aumentaba: 40 segundos a 15 km de meta.

La tercera y última subida al Cauberg no cambió la situación, pero el grupo de siete escapados se rompió, a su vez, a falta de 5 km con el ataque de Gilbert, que se llevó a Kwiatkowski, encargado de rematar el trabajo de Henao para el Sky. La victoria ya era cosa de dos campeones del mundo: Gilbert, que lo fue en 2012, y el polaco, que se coronó dos años después. Los dos culebrearon en el último kilómetros con un ojo en los que venía por detrás. Kwiatkowski rompió las hostilidades a 300 metros y abrió un hueco de cinco metros, pero Gilbert aún guardaba un cambio en sus piernas para erigirse en vencedor. El tríptico de las Ardenas continúa el con la Flecha Valona.