Los conductores de autobús de A Coruña tienen fama de ser muy rápidos y por lo menos cuatro de ellos lo son, pero sobre el asfalto y con zapatillas. Juan Loureiro, Manuel Dorado, Antón García y Dani Ledo forman el equipo de la Compañía de Tranvías que hoy participará en el maratón en unas calles que conocen a la perfección. Su aventura tiene los mismos años que Coruña42. Seis ediciones a las que han sido fieles y a las que han ido añadiendo otras carreras de 42 kilómetros, como en Oporto y Roma, y otras pruebas en montaña en las que cubren incluso el doble de distancia.

Como con el volante, aceleraron de 0 a 100 en tiempo récord. "Con treinta años ni me movía. No andaba. Si tenía que ir a cualquier sitio, aunque fuera al lado de donde estaba, cogía el coche", confiesa Loureiro, que bromea con que la culpable del cambio fue la crisis de los 40 años: "En nuestro trabajo son muchas horas sentado y se van cogiendo kilos así que entre unos y otros nos fuimos animando. Empezamos a caminar, después a trotar un poco... y hasta aquí hemos llegado". Hacerlo en equipo también les ayudó. "Nos íbamos liando los unos a los otros, al principio íbamos forzados... y ahora ya te lo pide el cuerpo. Yo tengo que hacer algo de deporte cada día", explica.

Para Loureiro, un maratón es una prueba que no se puede comparar otras porque siempre le rodea un ambiente muy especial. "Las ciudades se vuelcan y hay mucha afición. Ves a la gente emocionada. Ya se dice que los 30 kilómetros se corren con las piernas, los diez siguientes, con la cabeza, los dos últimos, con el corazón y los 190 metros con lágrimas en los ojos", dice Loureiro. Su caso también fue así, por lo menos la primera vez. Ahora que sus piernas ya acumulan nueve, reconoce que "uno se acostumbra a todo" pero que siempre se siente nervioso: "Estoy como una moto. Se tienen los nervios de una primera cita porque aunque no sea el primero, compites contra ti mismo".

En su caso, el objetivo en A Coruña será "acabar" e intentar arañarle tiempo al reloj. "Bajar de las tres horas, aunque solo sean un par de segundos", anuncia. Para ello, el recorrido del maratón herculino es ideal. "No hay muchas cuestas, es bastante llano, así que es ideal para hacer buenas marcas", analiza.

Su ejemplo y el de sus tres compañeros empieza a calar en la empresa, que para fomentar el deporte entre sus empleados corre con los gastos de las inscripciones en las carreras populares y les ha regalado unas camisetas para que compitan como un equipo. "Cada vez más compañeros se están animando y eso es muy bonito". Ellos han demostrado que nada es imposible.