Valientes, deportistas y, por qué no, también madrugadores. La ciudad ya respiraba atletismo a las ocho de la mañana. El Obelisco era el punto de partida del Maratón Atlántica Coruña42 y allí ya se concentraban a primera hora los corredores dispuestos a calentar, con nervios e ilusión a partes iguales. Solo tres horas más tarde ya había ganadores. Los más rápidos fueron Javier Paredes y Mónica Granero. Tras completar las tres vueltas al circuito, llegaron a María Pita con los aplausos de los aficionados como banda sonora.

Paredes fue el primero en aparecer ante el Ayuntamiento coruñés. Lo hizo cuando el crono marcaba 2:33:55 y se proclamó además campeón gallego de la distancia, el broche de oro a un carrera perfecta. Aún así no consiguió batir el récord de la prueba (2:21:21), que cumplía ayer su sexta edición. A su lado en el podio se colocó José Alberto Bastos, que fue segundo con un tiempo de 2:34:43. Algo más descolgado llegó Gonzalo Rubio, que se hizo con el tercer puesto (2:35:23) sin oposición ya que el cuarto clasificado entró casi tres minutos más tarde.

De las chicas, la mejor fue Granero. Por poco (2:59:02) se quedó por debajo de las tres horas y también pudo celebrar el título de campeona gallega tras sumar 42 kilómetros a sus piernas. Dominó de principio a fin. No tuvo que observar de cerca a sus rivales y disfrutó de su llegada en solitario. Las hermanas Papín se hicieron con el resto del podio. Pero primero llegó Inés y el reloj situado en el arco de meta marcaba 3:18:46. Así se hizo con el segundo puesto de la clasificación. Poco después llegó Noelia, que le bastaron 3:25:48 para poner fin al maratón.

En total, 855 corredores se colgaron la medalla de finisher con María Pita como testigo. Incluso podían hacer cola y grabar su presea para recordar siempre un domingo muy especial. Y es que tan importantes son los primeros como los últimos. Aunque muchos arrancaron pensando en el tiempo, otros solo se propusieron completar los 42 kilómetros. Un gran reto. Jesús Manuel Rey fue el último en entrar en meta. Tardó poco más de cinco horas y puso fin al Maratón Atlántica. Por otra parte, Álvaro Illobre recorrió A Coruña en silla de ruedas en un tiempo de 2:41:21.

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Los hubo que no se pusieron el dorsal pero sí madrugaron para dar ánimos a los corredores. Como Pedro Nimo, que se colocó en los Cantones para ver la salida de las dos carreras y aplaudir a los atletas. El hombre disfrazado de romano tampoco faltó en esta ocasión, aunque los accesorios más utilizados ayer fueron las zapatillas y las gafas de sol. Muchos comentaban al concluir el maratón que el calor había sido el rival a batir. Esta vez no hubo preocupación por la lluvia ni por el viento, fue el sol el que lució durante todo el día y la temperatura subió hasta incomodar a muchos. Aunque eso no amargó la fiesta. Una fiesta que se celebró en el centro de la ciudad, porque algunos maratonianos se quejaban de que en la zona de Oza apenas había gente animando y así el circuito se hacia más pesado. Esta vez la organización no programó conciertos y actividades como en otras ocasiones, lo que hizo que la afición no se lanzase en masa a la calle. Toca empezar otra cuenta atrás hasta la siguiente. El Coruña Corre vuelve en junio.