El Alavés, que se fue al descanso con un 1-0 adverso, reaccionó en los primeros minutos de la segunda para darle la vuelta al marcador con tres goles seguidos que provocaron una nueva decepción del Betis y otro enfado de su afición, y más cuando llegó el 1-4 con el que concluyó el choque.

Fue un partido con tres puntos en juego con los que aspirar a mejorar la clasificación en la mitad de la tabla pero sin otro objetivo mayor, pues ambos equipos ya traían la permanencia matemática asegurada.

En el caso local, los béticos se ilusionaron este curso con algo más, estar cerca de los puestos europeos en su segunda temporada desde el último ascenso, por lo que acabar con buenas sensaciones la temporada y dar alguna alegría a la afición es ahora el objetivo.

Otro planteamiento es el del Alavés, que en este ejercicio volvía a la máxima categoría y ha caminado siempre en la zona media-alta de la tabla, con lo que se ha ganado a pulso ser una de las revelaciones de torneo. Su entrenador, el argentino Mauricio Pellegrino, la plantilla y todo el alavesismo están ahora completamente centrados en la final de la Copa del Rey que le disputarán al Barcelona el próximo 27 de mayo en el estadio Vicente Calderón.

El partido pronto se le puso de cara al conjunto sevillano. A los doce minutos, Rubén Pardo, cedido este invierno por la Real Sociedad, logró su primer tanto como bético con un fuerte disparo desde lejos y ajustado a un palo.

El equipo vitoriano, que desde el arranque había querido ser el protagonista, se encontró con un tanto en contra en el primer remate del adversario, con lo que su planteamiento lo reforzó aún más. El Betis se conformó con tapar bien las acometidas visitantes, quienes atacaron con muchos hombres pero se perdieron en los últimos metros, como lo demostró Rubén Sobrino en dos acciones en las que pudo empatar pero no acertó.

El equipo de Víctor incluso se aprovechó de las acometidas visitantes para crear peligro a la contra, como en un remate de Rubén Castro que acabó con el balón repelido por un poste.

En la segunda parte, el Alavés, como le sucedió al Betis en la primera, sí acertó con la primera que tuvo, a los tres minutos de la reanudación, al aprovecharse el centrocampista serbio Nenad Krsticic de una perdida del balón del rumano Alin Tosca para colocar un ajustado remate al que no pudo responder el meta Antonio Adán. Cinco minutos después fue Sobrino, en su tercera ocasión ante portero madrileño, el que marcó a placer y le dio la vuelta al marcador, lo que enfadó a la grada para hacer despertar a un dormido Betis, que volvió a ser sorprendido pronto con un tercer tanto, éste del delantero venezolano Christian Santos. Fueron tres goles en diez minutos que obligaron a los verdiblancos a jugar ya acelerados y con el reloj en contra ante un rival bien replegado y que no encontró ninguna complicación para llevarse los tres puntos ante un rival rendido y desorientado que incluso encajó el cuatro tanto ya en la prolongación, obra de Katai.