Cuando a las 12.40 horas salte al campo de San Amaro en Burgos para jugar la final de División de Honor ante el Olímpico de Pozuelo, el CRAT ya será ganador. Campeón en ilusión y compromiso. Campeón en rendimiento y en superarse a sí mismo. Porque de la nada y con sus propias manos, mucha fe y raudales de trabajo construyó un sueño que ya se hizo realidad en 2015, con su primer título liguero. Dos años después, se encuentra en la misma tesitura. Solo un paso más, aunque como en todo en la vida, será el más complicado.

No le asustan los retos al CRAT. Si algo tienen estas mujeres es coraje. El necesario para convertir al club en un referente español y también a nivel internacional del rugby femenino. Las que fueron, las que están y las que vendrán. Una estructura sólida que acoge a nuevos miembros de una familia en la que una vez que entras, no la puedes dejar. Un trabajo para enmarcar.

Con el valor añadido de que siempre han estado entre las mejores. En los años iniciales, peleando por el título contra el INEF de Barcelona, primer gran dominador. Después se quedaron a las puertas en la final de 2014, que perdieron precisamente contra el Olímpico de Pozuelo. Su gran momento fue en 2015, con su primera liga. Y después vino una temporada complicada, de renovación y en la que la pérdida de sus jugadoras más importantes, concentradas con la selección española para lograr la clasificación para los Juegos de Río, le dejó fuera del play off.

Renacido, como el ave fénix, el CRAT no dejó de lado su humildad, pero siempre apuntó alto, ambicioso. Empezó la temporada sin ocultar que su objetivo era recuperar el cetro. Aunque pudiera sonar utópico. Tuvo dificultades, incluso para entrenar. Pero se necesitan muchas más dosis de desmoralizantes para colmar el vaso de esta plantilla a la que le puede la ilusión.

Aun así, el Olímpico de Pozuelo es el favorito. Un equipo plagado de internacionales, de estrellas. Y que no ha perdido ningún partido en lo que va de temporada. Lleva ocho victorias. Busca la novena. Pero precisamente el que estuvo más cerca de cortar su racha fue el conjunto coruñés. En su enfrentamiento previo el triunfo fue madrileño, pero por 20-18. La batalla está asegurada.

Porque el CRAT ha ido de menos a más y aunque el Olímpico se parezca poco al equipo de esa jornada, el del Jos Portos tampoco, aunque el técnico, perfeccionista hasta el último detalle, insiste en que aún quedan cosas por mejorar. Las lesiones de algunas de sus mejores jugadoras fueron una plaga en el inicio del curso. Según se fueron incorporando, el juego mejoró, pero el acoplamiento tuvo que hacerse en tiempo récord. No hay imposibles en el mundo del deporte. Ni tampoco funciona la lógica. No siempre ganan las estrellas, sino los mejores equipos. Y a eso hay pocos que superen al CRAT.