Dos finales. Es como tiene que afrontar el Liceo los dos partidos que le quedan para terminar la temporada en la OK Liga femenina. No le queda otra. Solo mirar para adelante, sin lamentarse por la victoria que se le escapó ayer ante el Manlleu a menos de dos minutos para el final y que le hubiese dado la salvación virtual. El empate hace que la permanencia todavía no esté asegurada. Con cuatro puntos de ventaja con seis por jugar, pero con dos duelos directos contra otros dos equipos implicados en la lucha por evadir el descenso, el Cerdanyola la próxima semana a domicilio y el Mataró dentro de dos en casa. Con ganar uno podría bastar. Pero habrá que sufrir hasta el final.

Hace semanas que la permanencia parecía encarrilada, pero una serie de resultados sorprendentes metió de nuevo a las coruñesas en zona de peligro. De todas formas, son las más privilegiadas porque con 28 puntos encabezan un pelotón con Vilanova (28 y un partido menos), Alcorcón (27), Terrasa (27), Cerdanyola (25 y un partido menos), Mataró (24) y Rivas (23) por detrás. De todos estos equipos, caen dos. Los 30 con los que se hubiesen puesto las verdiblancas con la victoria de ayer ante el Manlleu dejarían el objetivo muy encarrilado, pero el gol de Gemma Solé a poco más de un minuto para el final evitó la celebración.

El Liceo no se amilanó ante un conjunto catalán que es cuarto en la clasificación. Ya demostró este año que puede batir a los grandes, como al Bigues. Tuvo las primeras oportunidades y el gol llegó por medio de María Castelo. Pero no duró mucho la alegría. Menos de diez segundos después, con un despiste en el saque de centro, las verdiblancas encajaron el empate, obra de María Pujadas que definió a la perfección ante Katy Guscin.

Pese al tanto, la portera coruñesa estuvo muy segura. Sus actuaciones fueron decisivas para que sus compañeras se lanzaran al ataque a por el triunfo. Espoleadas desde el banquillo por un Toni Pérez prácticamente sin voz ante la ausencia de Stanis García -con los juveniles en el Campeonato de España en Alcañiz-, no bajaron los brazos y María Sanjurjo lideró la ofensiva. Es increíble lo que esta jugadora es capaz de hacer. Habilidosa y técnica, no tenía problemas para irse de todas sus rivales, pero le falló el último remate. Su otra mitad, María Castelo, fue la que estuvo más acertada. Sus potentes disparos hicieron daño y así llegó el segundo antes del descanso. Tras él, continúo el asedio liceísta. Cata Flores, Lucía Paz, María Sanjurjo... las ocasiones se multiplicaban sin suerte para las locales. A cuatro minutos para el final, Sanjurjo dispuso de una directa que no acertó. Y dos después, llegó el castigo. El Liceo lo intentó en lo que restaba para la bocina. Pero el 2-2 le condena al sufrimiento.