Un gol de Juanmi en el descuento otorgó a la Real Sociedad un billete para la Liga Europa en un partido loco, y favorecido por la derrota del Athletic en el Vicente Calderón ante el Atlético de Madrid.

Pese a no jugarse nada, los futbolistas del equipo gallego se esforzaron por dedicarle un triunfo a su entrenador. No pudo ser. El Celta encadenó su séptima jornada de Liga sin ganar. Pero eso, quizás, fue lo menos. El argentino Toto Berizzo salió como un héroe de Balaídos.

Se marcha el técnico que devolvió al club a Europa, el que lo llevó a jugar dos semifinales de la Copa del Rey de manera consecutiva y lo metió, por primera vez, en una semifinal de la Liga Europa. La afición se lo hizo saber al presidente Carlos Mouriño. Gracias Berizzo, se leía en una pancarta; "Berizzo sí, Mouriño no", corearon a los aficionados celestes durante los 90 minutos.

Empezó intenso el Celta, dominando, presionando muy arriba a su rival. Y suyas fueron las primeras ocasiones del choque con un cabezazo de Roncaglia y con un disparo de Wass que se marchó alto.

Mejoró la Real Sociedad con el paso de los minutos. Logró quitarle el balón al Celta y por ahí empezó a crecer. De una pérdida de Sisto nació su primera aproximación, después de un centro de Vela que cabeceó William Jose y desvió milagrosamente Sergio, quien poco después volvió a salvar a los suyos en el mano a mano con Vela.

Movió ficha Berizzo en el descanso. Metió a Jozabed por el delantero John Guidetti para tener más protagonismo en el centro del campo y situar a Iago Aspas como delantero centro. Y el internacional español forzó antes de que se cumpliese el minuto diez un penalti, innecesario, de Íñigo Martínez que él mismo transformó pese a que Rulli adivinó su lanzamiento.

Ese gol aceleró al equipo de Eusebio Sacristán, que buscó soluciones con la entrada de Canales y Juanmi. Sólo las encontró por momentos. El Celta tenía más el balón y seguía haciendo daño. Pero a falta de nueve minutos Oyarzabal no erró ante Sergio y logró empatar.

Lo celebraban los donostiarras pero Hjulsager, en el último minuto, se inventó un golazo que tumbó al equipo de Sacristán. Sus jugadores, en un acto de fe, se lanzaron a por el premio que tanto habían perseguido durante el curso. Y en la última jugada Juanmi desató la locura con un impecable cabezazo.