Comparten frío. Una bandera con colores blanco y azul. Y el amor por la jabalina. Finlandia es la cuna mundial indiscutible de la jabalina. Galicia, en concreto A Coruña, se ganó el sobrenombre de la Finlandia de España durante los años 90, cuando los lanzadores formados en la ciudad coparon los primeros puestos de los rankings nacionales. Ambas potencias se encontraron la semana pasada en León en el marco de una concentración nacional en la que participó el entrenador coruñés Necho Fernández y varios técnicos y deportistas finlandeses, con Petteri Piironen al frente, el entrenador del keniata Julius Yego, que saltó al fama al proclamarse campeón del mundo en 2015 y que también fue plata en los Juegos de Río.

"A Finlandia y a nosotros nos une el amor por la jabalina", reconoce Necho Fernández, hijo del conocido como gurú de los lanzamientos, Raimundo Fernández, del que heredó nombre y pasión, y que sigue llevando la dirección técnica de la Escuela coruñesa. "Pero en cuanto a medios estamos a años luz. Lo que más me llamó la atención de ellos es la profesionalidad con la que trabajan. Venía un equipo de veinte personas de los que la mitad eran técnicos. Cada deportista -entre ellos los olímpicos Antti Ruuskanen, Sami Peltomaki y Heidi Nokelainen- tenía un médico, un fisio, un masajista y un biomecánico", añade. "Sus recursos humanos, tecnológicos y económicos son enormes. Lo graban y analizan todo. Y mientras nosotros trabajamos casi más por intuición", se queja el técnico.

Esta diferencia de medios cree que es lo que necesita la Escuela de Lanzamientos de A Coruña para recuperar el nivel de sus años dorados. "Seguimos teniendo las mejores marcas a nivel nacional. Todos estábamos por encima de la barrera de los 75 metros", recuerda Necho, que en esa época también era uno de los lanzadores destacados, reconocido sobre todo por su depurada técnica. Ahora hay materia prima, con muchos niños que vienen pisando fuerte. La juvenil Ivanna Román ya es medallista nacionalIvanna Román y el pequeño Alejandro Barbeito acaba de batir el récord gallego alevín. Además de los ya consagrados séniors, Manuel Uriz y Borja Barbeito, instalados en la elite. Además surgen lanzadores de otras disciplinas, disco y peso, como el infantil Nicolás Ortega y el cadete Samuel Díaz. "Es gente con mucho futuro y recorrido pero falta que se les apoye un poco más. Necesitan infraestructuras para entrenar, material para que todos, ellos y los entrenadores, podamos trabajar", solicita. Dos Finlandias. Pero una rica y la otra, pobre.