El estadounidense Tejay Van Garderen (BMC) ganó ayer la decimoctava etapa del Giro de Italia, de 137 kilómetros, entre Moena y Ortisei, al superar al esprint al español Mikel Landa (Sky), con el que llegó escapado a la meta, mientras que el holandés Tom Dumoulin (Sunweb) mantuvo la maglia rosa de líder.

Landa fue superado en los últimos metros por Van Garderen tras ser el principal protagonista de la intensa etapa de ayer, en la que coronó en primera posición cuatro de los cinco puertos de montaña de la jornada, reforzando su maglia azul.

Dumoulin mantuvo con autoridad su ventaja de 31 segundos sobre el colombiano Nairo Quintana (Movistar) y de 1,12 minutos sobre el italiano Vincenzo Nibali (Bahrain) en la clasificación general.

La de ayer era una etapa relativamente breve desde el punto de vista de los kilómetros pero muy insidiosa, ya que contaba con hasta cinco subidas significativas: el Paso Pordoi, Valparola, Gardena, Pinei y Pontives.

Los primeros en separarse del grupo esta tarde fueron los corredores del equipo Sky, con Diego Rosa que cruzó primero el Paso Pordoi, y con el español Mikel Landa que integraba el grupo de los líderes. El ciclista vasco cruzó en segunda posición el Pordoi y de allí se hizo con los otros cuatro puertos de montaña, reforzando de manera significativa su liderato en la clasificación de la maglia azul, que premia al mejor corredor en las escaladas.

El grupo de los perseguidores tenía unos dos minutos de distancia de la cabeza de la carrera cuando, a falta de 53 kilómetros para el final, Quintana subió el ritmo y dio el primer señal en la lucha por la maglia rosa.

Poco después de la escapada del colombiano, también Nibali cambió de ritmo, aunque Dumoulin mantuvo la calma, controlando la distancia sin la necesidad de excesivos gastos de energías.

Los corredores llegaron a los últimos diez kilómetros de la prueba con Landa y Van Garderen en la cabeza y con el grupo de la maglia rosa separado por 54 segundos.

Allí, Quintana y Nibali asestaron unos tímidos ataques, aunque Dumoulin volvió a mostrarse seguro y dio la sensación de que tuviera la lucidez y la fuerza necesaria para gestionar su margen con autoridad. El poderío del holandés fue aún más evidente a falta de unos 4 kilómetros para la meta, cuando fue él mismo quien invitó a sus rivales en subir el ritmo.

Quintana y Nibali rechazaron esa propuesta y prefirieron mantener sin variaciones sus posiciones, cuando sólo quedan tres etapas para que concluya el Giro.

Sin los tres grandes de la clasificación general, Landa y Van Garderen se disputaron hasta el final la victoria de la etapa, que terminó en las manos del corredor estadounidense. El ciclista del equipo BMC llegó detrás del vasco a la última curva y le arrebató el triunfo superándole poco antes de la línea de meta, tal y como le había pasado a Landa en Bormio, en ese caso contra Nibali.

Un minuto y 6 segundos después llegaron también Dumoulin, Quintana y Nibali.