La permanencia del Liceo en la OK Liga femenina y el ascenso del Borbolla Borbolla ponen al hockey sobre patines coruñés ante un momento histórico ya que por primera vez contará con dos equipos en la máxima categoría nacional. Aunque todavía no es seguro que ambos conjuntos consigan los apoyos necesarios para garantizar su participación, la posibilidad ya está sobre la mesa y es una realidad. Las verdiblancas demostraron que llegaron para quedarse y su ejemplo tiene que ser un espejo en el que mirarse. Y un incentivo para que las jugadoras que vienen por detrás luchen por llegar hasta la elite. Hay materia prima y, ahora, dos plataformas en las que exhibirse. Doble oportunidad de futuro para que la categoría femenina en Galicia se equipare con la masculina, hasta ahora mucho más potente, y gane el terreno perdido con otras comunidades como Asturias -el Hostelcur Gijón se proclamó campeón esta temporada-, Madrid -con tres equipos: Las Rozas, Alcorcón y Coslada- y, por supuesto, Cataluña.

Y eso que A Coruña fue el motor en los comienzos de esta modalidad, con el equipo del INEF Galicia, dirigido por Alberto Areces, como pionero. Otros proyectos de la comunidad hicieron sus pinitos entre los mejores con estelares apariciones como las del Raxoi, el Órdenes y el Traviesas. Después llegó el Borbolla, que en 2012 se convirtió en el primer equipo coruñés que lograba el ascenso a la OK Liga femeninaOK Liga femenina. Tras dos temporadas, dio de nuevo un paso atrás y la máxima categoría se quedó huérfana de equipos gallegos. Pero venían por detrás con fuerzas unas jugadoras que formaban la que seguramente sea, hasta el momento, la mejor hornada de la historia. Porque al contrario que sus compañeras mayores, víctimas de una época en la que el hockey femenino era el hermano pobre de la familia, fueron mimadas desde la cuna, enseñadas con cariño y llegaron a a la elite sin las carencias técnicas de sus predecesoras.

Aun así, el ogro de la OK Liga femenina siempre supuso una especie de barrera psicológica. Y la distancia en muchas ocasiones estuvo más en la cabeza de las propias protagonistas que en la pista. La permanencia, que se hizo esperar hasta la última jornada -aunque a mitad de temporada las verdiblancas estuvieron con las elegidas en la Copa de la ReinaCopa de la Reina- puede suponer ese punto de inflexión necesario para el despegue definitivo. La próxima temporada al Liceo se le exigirá más. Mientras, el Borbolla tendrá que rehacerse y buscar jugadoras para crear un proyecto sólido que pueda estar a la altura de sus vecinas y luchar por consolidar su proyecto entre las mejores. El Liceo mostró el camino que otras pueden seguir. Aunque el reto todavía está en casa. Este año solo participaron en la liga gallega seis equipos (Liceo, Compostela, Borbolla, Oroso, Raxoi y Compañía).