La tenista hispano-venezolana Garbiñe Muguruza se vuelve a encontrar a las puertas de pelear por un Grand Slam después de alcanzar ayer las semifinales de Wimbledon, tercer grande de la temporada, tras dominar con autoridad a la rusa Svetlana Kuznetsova en dos sets por 6-3, 6-4.

Dos años después de perder la final ante la estadounidense Serena Williams, la de Caracas tiene ante sí una buena oportunidad de saborear la gloria en la hierba londinense, donde demostró una vez más que no está acuciada por ningún tipo de duda. De momento, ya está en semifinales, las terceras de su carrera en un Grand Slam, y espera a la estadounidense CoCo Vandeweghe o la eslovaca Magdalena Rybarikova, con las que peleará por un puesto en la final.

Bajo la supervisión de Conchita Martínez, campeona en el All England Club en 1994, parece que Muguruza está más serena que en los meses previos de la temporada.

"Creo que jugué bien. Hemos jugador muchas veces juntas y tenía claro lo que tenía que hacer. Intenté no pensar mucho, ir por ello y simplemente jugar mi tenis. La final de 2015 parece muy lejana, pero he aprendido muchas cosas y creo que es un gran cambio. Mi irrupción en el tenis fue en este torneo así que volver a las semifinales me deja muy feliz", señaló Garbiñe Muguruza.

La decimocuarta cabeza de serie, que se aseguró volver al Top 10 de la WTA, no estuvo tan demoledora como ante Kerber y se quedó en 14 golpes ganadores, pero supo aprovechar sus oportunidades para dominar a una Kuznetsova que se había plantado en esta ronda sin perder un set.

Sin embargo, y tras un pequeño retraso por la aparición de la lluvia, fue la rusa la que empezó amenazando, con una buena opción para romper en el tercer juego. Pero la de Caracas demostró su buena cabeza para salvar esta situación y luego aprovechar un horrible juego de la de San Petersburgo para encontrarse el break. Muguruza afianzó entonces su servicio y cerró la primera manga.

La finalista de 2015 siguió esperando su oportunidad y de nuevo los errores de la rusa le permitieron lograr una nueva rotura, sentenciada con un poderoso 'drive'. La hispano-venezolana se aferró a su saque para mantener esa renta con tranquilidad y no dar opciones a más emoción.