Más de diez mil kilómetros separan Oleiros de Nanjing, en China, sede del Campeonato del Mundo de hockey sobre patines. Serán los que recorrerá Jorge Estébanez para seguir a la selección española. En las últimas temporadas no se pierde ni una cita importante. Junto a su hijo Javier ha estado en el Mundial de Francia (La Roche Sur Yon), en el Europeo de Portugal (Oliveira de Azemeis), la final de la Liga Europea (Lleida), de la CERS (Barcelos) y de la Copa del Rey (Alcobendas). Este verano dará un importante estirón a sus viajes detrás de la bola. Ya tiene todo preparado para ir a China en el mes de septiembre y aunque aún no se ha embarcado en esta aventura, ya está pensando en las siguientes, mirando fechas de las próximas competiciones importantes como el Europeo de 2018, que será en Italia.

"Lo mejor de todos estos viajes es la experiencia de compartirlos con mi hijo, con el que comparto también la pasión por el hockey sobre patines y me encanta verlo disfrutar. Es muy gratificante para ambos", dice Estébanez, que añade: "También es una excusa para viajar. ¿Quién sabe cuándo podré volver a China? Si no iba ahora por el Mundial, seguro que no voy nunca. Pero lo mejor, sin duda, es compartirlo con mi hijo". Javier tiene ahora diez años y cada vez es más consciente de que es un privilegiado. "Al principio no era muy consciente, tenía a su lado a Carlos Nicolía y no era más importante que cualquier jugador de la liga gallega. Pero ahora ya se va dando cuenta de quién es quién", explica.

Las experiencias han sido todas positivas. "A nivel visual el hockey es muy atractivo y además los niños aprenden por imitación, por lo que él saca muchas cosas por presenciar estas competiciones", analiza el padre, que bromea cuando recuerda que en el Mundial de Francia Javier le obligaba a pasar el día en el pabellón, de nueve de la mañana a nueve de la noche, sin perderse ni un solo partido. Pero, sobre todo, destaca la cercanía de sus ídolos. "Viajamos porque nos hacen sentir a gusto. Ellos no son unos divos. Son muy humildes y con Javier siempre han tenido muchos detalles", añade.

Para el mayor de los Estébanez, Jordi Bargalló y Carlos Nicolía son los mejores. El pequeño se queda con Toni Pérez, Pau Bargalló e Ignacio Alabart. "Cuando llegamos a Francia al hotel, Toni Pérez salió a darnos un abrazo para agradecernos el apoyo. Pedro Gil nos regaló una mochila. Esto seguro que Cristiano Ronaldo no lo hace. La gente del hockey es de una calidad humana que no abunda. Hemos estado con los mejores jugadores del mundo y ni una mala cara y nunca nos han negado nada. Lo que ha ganado esta gente y que llamen a un niño para sacarse una foto y que vea los partidos a tu lado en la grada... eso es otra historia", pone Estébanez, presidente del Oleiros, como ejemplo.

Su caso es particular, pero no exclusivo. "Coincidimos en muchos sitios con dos matrimonios de Cambrils. También con gente de Rivas, de la marea amarilla, y de Alcobendas. Pero en China... allí, por lo que puedo calcular, creo que estaremos solos. Me parece que no nos vamos a encontrar a mucha gente", reconoce. Su locura les va a llevar muy lejos, tanto como a diez mil kilómetros. Y no sin contratiempos. "Solo el hecho de tener que sacar un visado ya complica bastante las cosas", asegura. Pero lo peor es la falta de planificación de la propia organización. "Todavía no se sabe dónde se va a jugar a hockey ni los horarios, porque los pusieron, coincidían las finales del Mundial sub 20 y del femenino, y los quitaron. Tampoco están a la venta las entradas", se queja.

"Reservar un hotel en esas condiciones es complicado y más en una ciudad con ocho millones de habitantes. Porque igual coges un hotel y al final el pabellón al que tienes que ir te queda en la otra punta y son horas de desplazamiento. Además, allí casi nadie habla inglés y quiero llevar todo comprado desde aquí", continúa. El hockey sobre patines es un deporte minoritario y Estébanez critica la falta de planificación. "Las cosas se van resolviendo sobre la marcha. Por ejemplo, en Portugal en el Europeo, se quedaron fuera de la final más de doscientas personas que tenían entrada. Eso es insólito", expone. "Para desplazarte necesitas saber cuanto antes dónde es la competición. Este año la final de la Liga Europea podía ser en Barcelona o Reus y al final se la llevaron a Lleida a un mes vista. Así es difícil. Y el Europeo de 2018 es en Italia. Si ya fueran diciendo cuándo es y dónde, podría ir comprando un billete de avión barato", pide.

De China, donde pasará diez días, espera que la "selección española -con los coruñeses Eduard Lamas e Ignacio Alabart y el liceísta Xavi Malián- pelee por las medallas". "Es un equipo joven, renovado de cara a 2019, y al que le tocará una semifinal muy dura ante Portugal o Argentina. Yo creo que no se le puede exigir la final", concluye.