Eran sus dos peores pruebas, pero fue una sorpresa que Mireia Belmonte ni siquiera pasara de las eliminatorias matinales del 200 estilos y el 400 libres con las que abrió ayer su participación en el Campeonato del Mundo de Budapest. Ya solo le quedan cuatro balas. Pero las mejores. Empezando hoy por un 1.500 en el que tiene la tercera mejor marca de las inscritas, pero en el que está obligada a pasar la calificación y meterse entre las ocho mejores y evitar así más sorpresas. "Me noté un poco rara, espero estar mejor en el 1.500. Ahora tengo que luchar mucho y desear que salga mejor", se justificó la campeona olímpica de 200 mariposa, que busca en la capital húngara su primer oro mundialista en esta prueba y a la que todavía el quedan también el 800 y el 400 estilos.

No empezó con buen pie su camino hacia el oro de Budapest. Tenía dos carreras en menos de treinta minutos. La primera, un 200 estilos en los que desde la salida se le vio muy rezagada y aunque mejoró cuando llegaron los tramos a braza ay crol, no le sirvió para remontar posiciones ni ganarle segundos al cronometro. Este dictaminó un tiempo de 1.13.82, más de un segundo más lenta de lo que había hecho hace unos meses para ser campeona de España en Pontevedra (2.12.52). Séptima en su serie, vigésima en el global y fuera de las semifinales de la tarde.

Parecía que Mireia Belmonte se había reservado fuelle para el 400 libres que nadaría poco después. Pero tampoco mostraría esa chispa que el año pasado la hacía casi invencible. No tuvo capacidad de reacción ante la estadounidense Leah Smith, que rompió la carrera y solo se llevó tras de sí a la jovencísima china Bingjie Li. Por detrás, Mireia peleaba por la tercera plaza con la local Anja Kesely y la eslovena Anja Klinar, pero fue parcial a parcial perdiendo contacto hasta terminar quinta de su serie con 4.09.55 -en Pontevedra ganó con 4.06.77- y ser décima, a dos puestos de la final en la que solo entraban ocho.