Nada 200 y 400 estilos, 200 mariposa y 800 libres. Como Mireia Belmonte en el Mundial de Budapest. Pero ella quiere ser como Katinka Hosszu. "Me encanta Mireia Belmonte, pero la que más, Katinka Hosszu. Quiero ser tan fuerte como ella", dice Paula Otero. Esta coruñesa, que compite por el Club Natación Liceo, acaba de ganar cuatro medallas de oro y el trofeo a la mejor marca en el Campeonato de España alevín de natación que se disputó la semana pasada en Barcelona. Una más que las que consiguió la húngara, conocida como Iron Lady, en Río 2016, donde se proclamó campeona olímpica de 200 y 400 estilos y 100 espalda. Ella, a sus solo 13 años, no piensa de momento en los Juegos. Sí en su primer Campeonato de Europa. Es el próximo objetivo, ya para la temporada que viene, en su primer año como infantil. Ahora le toca un merecido descanso.

"A mí lo que más me gusta es entrenar, aunque sí que hay días que cuesta... la natación es muy sacrificada", explica. Eso por un lado. Por otro, también tiene una vena muy competitiva. "El 800 fue la prueba que mejor me salió. En el anterior campeonato no lo había hecho muy bien y me había quedado una espina", analiza. Se la quitó tanto que batió el récord del campeonato y esto le valió para llevarse el trofeo a la mejor marca. Su ímpetu a la hora de nadar es tal que a su entrenador, Jesús de la Fuente, le cuesta frenarla. "En el 200 mariposa habíamos hablado de otra estrategia, de nadar más en progresivo, pero ella salió a tope ya en el primer 50. Tiene que escuchar más", le reprende. Tampoco le salió mal porque rebajó en cuatro segundos su tope personal que era de hacía solo dos semanas. "Y hubiésemos mejorado más, pero es que nadó todas las pruebas en solitario, sin ninguna nadadora que le apretase", se queja el técnico. La rival que más le apretó se quedó a dos segundos.

El doble hectómetro a mariposa es su prueba favorita. "Desde la primera vez que lo nadé se me dio genial. Hice muy buen tiempo pese a ser la primera vez que lo nadaba", recuerda. Su entrenador la ve más en estilos. "Es una nadadora muy completa, todoterreno, fondista y pese a ello, con un gran punto de velocidad. En los nadadores jóvenes no hay que caer en el error de especializar, deben dominar varias cosas. Con todo, yo creo que los 400 estilos son su prueba, aunque en el futuro también va a tener un gran 200 mariposa", asegura. "Este año me centré mucho en mejorar el tramo de espalda, pero también tengo que hacerlo en braza. Si no consigo mucha ventaja en mariposa y espalda, me pillan a braza", dice, por su parte, Otero, sobre sus opciones en 400 estilos. De la Fuente, por no descartar, no tira la toalla ni en las aguas abiertas. "El año que viene también lo va a intentar. Pero sin descuidar nunca la piscina", confirma el máximo dirigente del Club Natación Liceo.

Y es que la próxima temporada le toca dar otro salto de nivel porque cambia de categoría y pasa a la infantil. La coruñesa, que empezó a nadar en el Club Albatros y se cambió hace cuatro años al Liceo porque quería entrenar a las órdenes de Jesús de la Fuente, cerró su etapa alevín de una manera casi inmejorable. En dos años sumó siete medallas de oro, tres en 2016 y cuatro en 2017. De un año a otro, le pegó un bocado a sus tiempos de 40 segundos en los 800 libres, de 20 en 200 estilos y más de 10 en 200 mariposa y 200 estilos. Algo que solo se puede conseguir con mucho trabajo. "Es muy sacrificada", le reconoce el entrenador del Liceo. Ella también da las gracias por tener a compañeros de club que le ayuden a mejorar, como es el caso de Amalia Blas, que le acompañó en el podio de 800 libres en Barcelona con la tercera posición. Así es como se forja una campeona que, dentro de diez años, se ve haciendo lo mismo: nadar, nadar y nadar; ganar, ganar y ganar.