Barcelona 92 se convirtió en un sueño para muchos deportistas españoles. El deporte, con su trabajo, la amistad y el espíritu de Barcelona, gracias a sus grandes instalaciones deportivas y sus infraestructuras como ciudad, fueron una herramienta de integración y normalización, de creación de noticias positivas, de felicidad y aspiración vital para la práctica del deporte de discapacitados que se mostró al mundo. Fue una pena que este país no nos supiera aprovechar mejor.

Para mí como jugador de tenis de mesa perteneciente al Club del Mar de San Amaro y único deportista coruñés hubo un antes y un después de los Juegos. Había estado en Campeonatos de España, de Europa y del Mundo alcanzando títulos y medallas a nivel individual y colectivo, pero nada fue comparable con Barcelona 92. Tuve la fortuna de competir en el Palau Sant Jordi, una de las mejores y más espectaculares instalaciones deportivas, con 15.000 espectadores todos los días animando incansablemente. El convivir en la Villa Olímpica fue otra experiencia inolvidable. El respeto, lealtad y el compañerismo de los deportistas consiguieron el triunfo del espíritu humano entre todos los participantes.

No me puedo olvidar de los 8.000 voluntarios, técnicos, árbitros, servicios médicos, policías..., gentes de toda España que hicieron posible los mejores Juegos de la historia. Con 82 naciones participantes en multitud de especialidades deportivas, cada cual más espectacular y brillante que hicieron vibrar de emoción a todos los espectadores en directo y por las cadenas de televisión de todo el mundo.

La ceremonia de apertura, el 3 de septiembre de 1992 en el Estadio de Montjuic ante 65.000 espectadores, su puesta en escena, la música, con unas actuaciones inolvidables y la flecha lanzada para encender el pebetero por el amigo Antonio Rebollo, contribuyeron al inicio del éxito de los Juegos y que quedaría grabada en la memoria de todos.

La ceremonia de clausura, el 14 de septiembre de 1992, fue otro éxito total en un Estadio de Montjuic lleno de público y deportistas, con actuaciones musicales como Amigos para Siempre entre otras muchas que no olvidaremos jamás, pusieron un broche de oro a la Paraolimpiada de Barcelona 92.

Con el paso del tiempo reflexionas que con las ayudas públicas y privadas oportunas, sobre todo en deportes no profesionales y minoritarios, el deportista español siempre responde con buenos resultados, como así quedó demostrado en Barcelona 92, pero esas ayudas han de ser constantes en el tiempo y no solo en el año olímpico. Nos queda mucho que mejorar en ese aspecto y espero y deseo que lo consigamos por el futuro del deporte español.

Animo a todas las personas con alguna discapacidad a hacer deporte, comprobarán que lo imposible con esfuerzo y sacrificio se convierte en posible.