Chris Froome (Sky) dejó claro quién es el patrón de la Vuelta con una inapelable victoria en la novena etapa disputada entre Orihuela y el Alto de Puig Llorença, en Benitatxell, en la que reforzó el maillot rojo un día antes de la jornada de descanso.

Golpe sobre la mesa. Aquí manda el cuádruple ganador del Tour de Francia. Golpe al aire para celebrar una victoria que fraguó con un ataque prolongado en las últimas rampas que llevaban hasta la meta de la llamada Cumbre del Sol. Allí, con vistas sobre la Costa Blanca, divisó Madrid con una exhibición final.

Froome, que no ganaba etapas desde el Tour 2016, tenía la espina clavada por su derrota en el mismo escenario ante Dumoulin en 2015. Y se la quitó a lo grande. Superó a todos sus rivales en el tramo final. Entró eufórico 4 segundos antes que Esteban Chaves (Orica) y 5 por delante de Woods (Cannondale).

Chaves volvió a resistir y ya es el indiscutible jefe de la oposición, a 36 segundos, mientras que Nicolas Roche se mantuvo tercero a 1.05 minutos. Esta vez se echó en falta el duelo con Alberto Contador, pero el madrileño no tuvo la respuesta de Xorret de Catí y Santa Lucía. Entró a 12 segundos junto a David de la Cruz. El catalán encabeza el pelotón español, sexto a 1.30.

Salida emotiva en Orihuela para afrontar el trayecto por el litoral de la Costa Blanca, plagado de sombrillas y con olor a bronceador a orillas del Mediterráneo. Orihuela homenajeó a dos figuras locales, dos luchadores, uno desde las letras, el poeta Miguel Hernández; otro, aún en la memoria viva del ciclismo, Bernardo Ruiz, de 92 años, ganador de la Vuelta de 1948, el primer español que subió al podio del Tour.