La Vuelta 2017 arranca la última semana con una contrarreloj de las que ya no se ven muchas en las grandes vueltas, una crono que en estos tiempos se considera larga, de 40,2 kms., y llana que está llamada a aclarar la general ante la parte decisiva de la carrera.

No parece que vaya a ser un día que ponga en peligro el ya de por sí sólido liderato de Chris Froome. Al contrario, el keniano-británico es más que el gran favorito al triunfo. Es el único favorito. Para hoy y para la Vuelta.

Todos le presumen arrasando en tierras navarras y riojanas y nadie duda de que llegará de rojo a Madrid para celebrar su triunfo más buscado: su primera Vuelta.

Tampoco se espera que los 40 kms. de mañana, con salida en el Circuito de Navarra y llegada a Logroño, descarten a Vincenzo Nibali, segundo a 1.01 del líder y al que todos ven a la derecha de Froome en el podio de La Cibeles.

Si bien el tiburón de Messina, agresivo como acostumbra pero sin acabar de dar la sensación de poderío de su mejor triunfo, el Tour de 2014, dista de dar la confianza que trasmite el líder del Sky

Lo que se espera de la crono, entre viñedos y bodegas, y la incógnita de la influencia que pueda tener el viento, es que desbroce la general para conocer quienes serán los que realmente aspiren al podio. En principio, al tercer escalón, el de la izquierda de Froome.

La afición española, entregada al madrileño en una última travesía en la que prima lo emotivo, quiere que Alberto Contador siga destapando el tarro de las esencias y muestre contra el reloj que, aún malgastándolas un día sí y otro también en aras de darse un gustazo y de paso alegrar la carrera, aún tiene fuerzas suficientes para mantener su asalto a un podio que por sí mismo no le vale.