No pudo ser. Javi Gómez Noya apuró sus opciones de ser campeón del mundo de triatlón por sexta ocasión. Pero el ferrolano, que había centrado su preparación en el Mundial del Medio Iron Man, que acaba de conquistar, llegaba a la final de las Series Mundiales de Rotterdam con una desventaja respecto a Mario Mola que no pudo compensar.

Se esperaba una prueba apasionante y compleja por la cantidad de candidatos implicados. También Jonathan Brownlee, Blummenfelt, Sissons, Bishop, Murray y Alarza tenían sobre el papel opciones, al estar dentro de los 1.200 puntos que repartía la prueba para el ganador, el doble que las anteriores citas. Sin embargo, la lucha principal y lógica se centraba en Gómez Noya, pentacampeón, y Mario Mola, el defensor del título que había logrado en 2016. El gallego, en la hipótesis más directa, necesitaba ganar y que el mallorquín quedase por debajo del quinto puesto.

Gómez Noya había anunciado el día anterior que su táctica resultaría muy sencilla: tirar desde el principio para intentar descolgar a Mola o al menos meter entre ellos el número necesario de rivales. Noya salió bien del agua hacia la primera transición y se situó en un grupo con varios triatletas poderosos. Pero el circuito de bicicleta era ratonero, técnico y peligroso a causa de la lluvia y los cambios de superficie. Las numerosas curvas de entre 90 y 180 grados impedían mantener un ritmo homogéneo y Mola pudo unirse al grupo de Noya tras recuperar los 20 segundos de desventaja que había perdido en los 1.500 metros disputados en las frías aguas del Mosa.

Ya no volvieron a producirse novedades en las vueltas que restaban de bicicleta, con todos los favoritos a la victoria parcial y general situados en el grupo cabecero para la última transición. Todos habían reservado sus energías para los 10 kilómetros a pie, que se realizaron a un ritmo brutal, considerando sobre todo las dificultades de la lluvia y el asfalto mojado.

Javi Gómez Noya quiso agotar sus opciones a lo campeón e intentó librarse del marcaje de Mola, que posee además un final más rápido que el ferrolano. Hubo algún instante de duda por parte del balear, pero jugaba con margen suficiente y buena inteligencia táctica. Al final los dos se integraron en el grupo de cinco triatletas que iba a jugarse el triunfo junto a Blummenfelt, Browlee y Vincent Luis. Mola, con la confianza al máximo, marcó el ritmo de ese grupo para evitar cualquier tipo de contingencia. Y Noya, que aún podía perder la segunda plaza de la general a manos de Blummenfelt, se le unió para asegurarla y buscar además el triunfo en la prueba, que no podía fiar al esprint. También el noruego respondió al reto, descolgando a Jonathan Brownlee.

En un final apasionante, incluso Mola y Noya, al que le acabó pesando el Medio Ironman que llevaba en las piernas, acabaron cediendo. Fue el francés Luis el que se aprovechó del trabajo de Blummenfelt para cruzar primero la meta. Noya, cuarto en Rotterdam, es subcampeón. Mola, tercero, reina como su heredero.

Puede que haya sido el último asalto del pentacampeón Noya a las Series Mundiales. Al menos, ya ha anunciado que la próxima temporada dará el salto a las descomunales distancias del Iron Man, con la vista puesta en la final hawaiana de Kona. Eso implicará un cambio total de preparación y calendario. Pero el mejor triatleta de la historia busca nuevos retos a sus 34 años.