Un gol determinante del francés Antoine Griezmann a la hora de partido salvó el estreno del estadio Wanda Metropolitano, inaugurado con una apurada victoria del Atlético, ganador frente al Málaga en el segundo tiempo, cuando encontró el desborde y el remate para romper un duelo atascado.

Tres puntos esenciales para el conjunto rojiblanco, porque sin triunfo no hay fiesta, ni siquiera en un acontecimiento como éste, y porque el Barcelona mantiene su ritmo de pleno en el liderato de la Liga; una derrota más del Málaga, la cuarta en otras tantas jornadas, a pesar del aspecto competitivo que mostró todo el choque.

No perdió hasta la segunda parte, hasta que la entrada del belga Yannick Carrasco cambió el ritmo plano en el que se había movido el Atlético en los primeros 45 minutos en su nuevo campo. Un estadio a falta de bastantes detalles, pero ya listo para el primero de muchos partidos; el inicio de una nueva era, ya sin el Vicente Calderón, el escenario de imborrables recuerdos del último medio siglo para una afición que trasladó su entusiasmo a una nueva casa.

No se llenó el espectacular estadio, tampoco se sintió toda la resonancia de la que dispone y se prevé en partidos de más empaque.