La dirección catarí convenció al brasileño Neymar para fichar por el Paris Saint-Germain (PSG) prometiéndole un equipo que le ayudase a ganar el Balón de Oro, pero, un mes y medio después de esa contratación récord, el técnico español Unai Emery se topa con una incómoda lucha de egos: entre el propio Neymar y el uruguayo Edinson Cavani.

El roce entre el futbolista más caro del mundo y el goleador uruguayo venía gestándose desde hace algunas semanas y en la noche del pasado domingo tuvo uno de sus puntos álgidos, con luz y taquígrafos. Millones de telespectadores fueron testigos de la disputa en el Parque de Los Príncipes en el minuto 79 del PSG-Lyon.

Un penalti cometido sobre Kylian Mbappé, cuando el marcador estaba 1-0 para los parisinos, mostró la tensión entre ambos. Cavani, el máximo goleador del equipo (nueve tantos) y leyenda anotadora del PSG, enfiló hasta el punto de los once metros con el balón en la mano. Cuando lo posó en el punto fatídico Neymar se le aproximó. El brasileño le pidió lanzarlo, pues el uruguayo había tirado los tres últimos, dos en el campeonato y otro en Liga de Campeones, todos ellos con acierto. Pero Edi no accedió y cerró la tensa charla con un leve toque en la pantorrilla del brasileño.

Cavani, de 30 años y en el PSG desde hace cuatro, erró el penalti. Antes hubo otro episodio en una falta directa. Esa vez Neymar se llevó el gato al agua -fue Dani Alves el que le quitó el balón a Cavani- y lanzó el tiro libre, frustrado también por el meta Anthony Lopes.

A Emery, a quien ya le habían preguntado en la víspera del encuentro quién era el lanzador oficial de penaltis sin dejarlo completamente claro, le tocó la ardua tarea de dar explicaciones al término del partido (2-0, triunfo del PSG, el sexto en seis jornadas de campeonato). Sus aclaraciones fueron ambiguas. "Los dos son capaces de ponerse de acuerdo inteligentemente en el terreno de juego. Después, desde dentro, vamos a equilibrar los turnos de lanzamiento, porque quiero que se alternen", dijo el español.

Competencia por los goles

Neymar, de 25 años, necesita de los penaltis y las faltas si quiere desafiar la supremacía de los dos mejores futbolistas del mundo en la última década: el portugués Cristiano Ronaldo y el argentino Lionel Messi, antiguo compañero en el Barcelona. El capitán canarinho cuenta con cinco goles y seis asistencias en seis partidos con su nuevo club, lejos, por ejemplo, de los ocho que tiene Messi hasta el momento. Y Cavani, uno de los goleadores más reputados de Europa en plena carrera por la bota de oro con sus nueve dianas, también necesita los tiros libres para agrandar sus estadísticas de matador. Con su doblete en la goleada ante el Celtic (0-5) del pasado martes, ya adelantó a Zlatan Ibrahimovic como máximo anotador en Liga de Campeones del PSG.

La tensión entre los dos pilares del tridente MCN (Mbappé, Cavani y Neymar) corre el riesgo de plasmarse en el terreno de juego. Coincidencia o no, el domingo Cavani tocó apenas 21 balones, mientras Neymar y Mbappé se asociaban con mucha frecuencia (intercambiaron pases en nueve ocasiones). Ambos delanteros solo dieron dos pases cada uno al internacional uruguayo, que dejó el terreno de juego abruptamente, sin saludar a la hinchada del PSG, como es habitual en él.