El Gran Premio de Japón, decimosexta cita del Mundial de Fórmula 1, supondrá desde hoy una agridulce carrera de casa para Honda, que empezará a despedirse de McLaren, y una prueba que obliga a Sebastian Vettel a reaccionar si no quiere que la escapada de Lewis Hamilton sea casi definitiva.

La carrera en el circuito de Suzuka debería ser una fiesta para Honda, pero esta vez puede asemejarse más a un 'funeral' debido al difícil momento que atraviesa la marca japonesa, que la próxima temporada cambiará McLaren por Toro Rosso en su lista de clientes.

Mientras sigue dando vueltas a su futuro, Fernando Alonso vuelve a una carrera que conquistó en dos ocasiones corriendo precisamente con el equipo Renault (2006 y 2008), que será su suministrador de motores a partir de 2018.

El ovetense rompió una mala racha de tres abandonos consecutivos en Malasia, pero se quedó a las puertas de los puntos al finalizar undécimo, y quiere dar otro paso hacia adelante espoleado por la mejoría de su compañero de equipo Stoffel Vandoorne, que encadena dos séptimos puestos y le ha superado en la clasificación del Mundial (13-10 en puntos).

Si el equipo inglés lograra puntuar el domingo, lo haría por tercera carrera consecutiva e igualaría su mejor racha desde que se unió a Honda a principios del año 2015, un pequeño consuelo.

Sainz cerrará el tríptico asiático tras resultados desiguales en Singapur, donde rozó el podio, y Malasia, donde sufrió un abandono.