Dos empates y una derrota han puesto al Atlético de Madrid contra las cuerdas en el grupo C de la Liga de Campeones a falta de tres finales, la primera hoy con el Qarabag, al que recibe en el Wanda Metropolitano (20.45 horas), con la necesidad de ganar, la única fórmula que todavía le permite depender de sí mismo.

Tres triunfos más. No hay otro objetivo en mente para el conjunto rojiblanco, porque es el único que le clasificaría para los octavos de final sin atender a resultados ajenos, aunque hay otra vía más rápida a la siguiente ronda pasando por el duelo entre el Roma y el Chelsea: si gana el club inglés en el Olímpico, el pase requerirá sólo las victorias en casa contra el Qarabag y el rival italiano.

A todas esas posibilidades, a su capacidad, su experiencia reciente en el torneo, en el que ha alcanzado al menos los cuartos de final, incluidas dos finales, en las últimas cuatro ediciones, y su competitividad de siempre, reencontrada el pasado sábado a pesar del 1-1 contra el Villarreal, se aferra el Atlético en la Champions. Mientras colecciona empates, ocho en sus catorce encuentros oficiales en este curso; atraviesa un bache de una sola victoria en sus siete duelos más recientes y lamenta la falta de gol, con trece tantos menos que a estas alturas hace un año, se cruza en su camino un rival, el Qarabag, y un partido que marcan su futuro europeo.

La victoria es esencial para el Atlético, que, a la vez, sólo ha perdido uno de sus últimos 18 encuentros de competición oficial, precisamente en la Liga de Campeones contra el Chelsea (1-2), pero que también aún rebusca su pegada, su regularidad y su mejor nivel, al que apuntó el sábado sin el éxito del triunfo ante el Villarreal. No se prevén apenas variaciones en el once del argentino Diego Simeone respecto a ese choque. Aún sin Koke Resurrección ni Yannick Carrasco, la alineación será muy parecida a la que presentó en Liga el pasado fin de semana.

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