Las Finales ATP se disputan en Londres por octavo año consecutivo y en esta edición la competición que cierra el curso parece más que nunca un duelo entre dos veteranos, Rafael Nadal y el suizo Roger Federer, dos jugadores de 31 y 36 años respectivamente, que entre ambos han sumado esta temporada 13 títulos y se han repartido los cuatro Grand Slam.

El supuesto mano a mano entre y Federer en el O2 Arena Londres comienza con la incertidumbre alrededor de la rodilla derecha del actual número uno del mundo, una lesión crónica que le molestó en Shangai y que le obligó, por precaución, a renunciar a los cuartos de final del torneo de París-Bercy ante el serbio Filip Krajinovic.

Pero también hay tranquilidad en el bando del español, porque suceda lo que suceda, acabará la temporada como número uno del mundo por cuarta vez, y por ello recogerá ese trofeo este domingo. Además, los puntos que gane en Londres, donde no compite desde 2015 (semifinales contra Novak Djokovic) le servirán para ampliar su ventaja sobre Federer, segundo de la lista mundial.

La lesión por estrés es un lastre para Nadal. Una patología crónica que aparece cada vez, cuando hay mayor sobrecarga de partidos. Por eso, más precavido que nunca, el de Manacor confía en "manejar bien el problema y poder competir al máximo", aunque no sabe como se sentirá después de debutar contra el belga David Goffin este lunes.

"No puedo predecir cómo me voy a sentir mañana o lo que va a pasar", ha puntualizado el español, que habrá tenido en total cinco días de entrenamiento antes de medirse contra el jugador de Rocourt.

Las Finales ATP es un torneo que se resiste al balear, que se ha clasificado este año por 13ª vez, faltando por lesión en cinco ocasiones, y en el que ha sido finalista en 2010 (contra Federer) y 2013 (Djokovic), como mejores resultados.

La pista rápida de Greenset y la pesada bola que se utiliza en el torneo, que a Nadal le cuesta empalar para que salga de su raqueta limpia y con potencia, han sido de siempre un problema para el balear que solo ha levantado un título en su carrera bajo techo, el de Madrid en 2005 contra el croata Ivan Ljubicic, y que además de las dos finales de Londres, tiene en su haber la de París Bercy en 2007, donde cedió contra David Nalbandian.

El torneo parece hecho a la medida de Federer, campeón en seis ocasiones, cuatro de ellas bajo techo, en 14 apariciones, y que de los 95 títulos que ha ganado en toda su carrera se ha hecho con el triunfo en 23 en pista cubierta, donde ha disputado en total 36 finales.

Las temporadas de uno y otro han sido excepcionales, con seis títulos para Nadal y siete para Federer, y los Grand Slams repartidos, con Roland Garros y US Open para el español, y Abierto de Australia y Wimbledon para el suizo.

Pero el trabajo realizado por ambos ha sido diferente. Descomunal para el de Manacor con 77 partidos disputados en 17 torneos y un balance de 67 victorias y 10 derrotas. Seleccionado y medido para el suizo, con 53 partidos en once torneos, y 49 victorias por solo cuatro derrotas, y ausencia elegida en la temporada de tierra batida, y en el último Masters 1.000 de París Bercy.

Líderes de sus respectivos grupos, Nadal en el A/Pete Sampras, y Federer en el B/Boris Becker, si los dos alcanzan la final disputarían su quinto partido este año. Roger ha ganado los cuatro, comenzando con la final del Abierto de Australia, los octavos de Indian Wells, la final de Miami y la de Pekín.

Las ausencias del británico Andy Murray, campeón el año pasado, y del serbio Novak Djokovic, finalista en 2016 y triunfador en 2008, 2012, 2013, 2014 y 2015, y la del suizo Stan Wawrinka, marcan la edición de este año, en la que se asoman nuevos rostros.

El asturiano Pablo Carreño es el primer reserva a la espera de cualquier incidencia. Mientras que en el cuadro de dobles, Marcel Granollers, haciendo pareja esta vez con el croata Ivan Dodig, compite por cuarta vez e intenta el asalto a un título que ya ganó con Marc López en 2012.