El Barcelona demostró que también sabe sacar adelante los partidos que exigen solvencia y ante un Leganés valiente logró el triunfo de la mano de un inspirado Luis Suárez, (0-3).

Dando continuidad a lo visto antes del parón por los compromisos internacionales, Ernesto Valverde puso en escena el mismo once que venció al Sevilla en el último encuentro liguero, con Álcacer acompañando a Messi y Suárez.

El Barcelona salió con ganas ante un Leganés que apostó por juntar sus líneas renunciando a la presión. Ese planteamiento, unido a un buen ejercicio defensivo, le funcionó al anfitrión y poco peligro pudieron crear los azulgranas en los primeros veinte minutos.

Algo más llevó el Leganés, primero en una carrera de Amrabat que culminó con un golpeo con efecto que se marchó por encima del larguero. Más tarde, con un tiro desde la frontal de Gabriel que pasó cerca de un poste.

Tal como transcurría el encuentro daba la sensación de que los jugadores visitantes iban a tener que meter más ritmo si querían llevarse los tres puntos, pero una acción aislada lo evitó.

La jugada nació de un pase diagonal a Alcácer en el costado derecho del área. El delantero azulgrana golpeó el balón y el efecto desconcertó a Cuéllar, quien despejó como pudo y lo dejó muerto. Lo cazó Suárez, que puso por delante a los suyos y acabó con una racha de cinco partidos sin marcar.

Pese al revés no se hundió el conjunto de Asier Garitano, que siguió acercándose a la meta de Ter Stegen. De hecho, el alemán tuvo que aplicarse sacando una buena mano tras un disparo de Szymanowski.

Llegó el descanso y lo aprovecharon los locales para cambiar su aspecto. El sistema pasó a contar con cuatro centrocampistas, a veces alineados y a veces en rombo.

Esa modificación, unida al letargo del Barcelona, pudo suponer un disgusto para el líder. Comenzaron a sucederse los acercamientos y el más claro fue un mano a mano de Beavue que terminó con un lanzamiento demasiado centrado.

Era un canto a la ilusión, al sí se puede, que se apagó de manera abrupta. Alcácer desmontó a la zaga local por una banda y lanzó un potente disparo que rechazó Cuéllar con apuros. Pero entonces apareció una vez más Suárez para llevar el balón a la red. El Barcelona, con poco, obtenía mucho.

Los locales, que querían demostrar que podían competir contra cualquiera, no perdieron la fe. Faltos de acierto pero voluntariosos, pudieron acortar distancias gracias a un remate de Beauvue muy alto.

El que no perdonó fue el Barcelona. Messi protagonizó primero una cabalgada con epílogo de zapatazo que desbarató Cuéllar. Más decisivo fue el argentino en su último intento del partido. Tras batallar por un balón que parecía inofensivo, logró rescatar un pase para que Paulinho lo empujara a gol.