El hockey sobre patines es un deporte que, en A Coruña, ha crecido tradicionalmente al amparo de un colegio: Liceo, Dominicos, Compañía de María, Santa María del Mar... Allí se forma la cantera que después puebla sus equipos superiores. Y lo que es más importante, se aprovechan las instalaciones propias para entrenar y jugar. Por eso el milagro del Borbolla llama la atención. Ahora mismo es el tercer club de la ciudad en cuanto a número de equipos en Liga Gallega, doce. Y eso sin perder su filosofía. "Es muy difícil. Vivimos de las cuotas de los padres y con ellas tenemos que alquilar el pabellón. Nosotros conseguimos niños por el boca a boca. Vienen amigos de niños que ya hacen hockey. También hermanos. No le decimos que no a nadie, cogemos a los niños que nadie quiere. Y lo único que queremos es formar, que aprendan a jugar y que disfruten haciéndolo", afirma Santi Martínez, uno de los tres entrenadores del Borbolla junto a su hermana Teresa Martínez, exárbitro internacional y Diego Lazo, conocido como Picolo, un histórico del deporte del stick, nombre que se forjó en Dominicos.

Hace unos años que el club, nacido como peña liceísta y con más de treinta años de historia, vivió sus mejores temporadas con doble representación en categoría nacional. El equipo sénior masculino, con Picolo a la cabeza, se proclamó campeón gallego, fue a la fase de ascenso y logró una plaza en Primera DivisiónPrimera División, la segunda categoría nacional en la que se estrenó en la campaña 2010-11. En el equipo jugaban los hermanos Pablo y Fernando Arias, Pablo Fernández, David Rodríguez, Jacobo Mantiñán, Manuel Togores, Josama Alén, Hugo García y los porteros Bruno y Sergio García.

Pero la consagración llegó en la categoría femenina al convertirse en el primer equipo coruñés en ascender en la máxima categoría, la OK Liga, en la que lucharon durante dos temporadas (2012-13 y 2013-14). Con Carlos Parga primero y Santi Martínez después como entrenadores, Julia Cabanas, Miriam de la Fuente, Lucía Tomé, Ivonne Copoví, Elena Pérez, Nahir Roig, Evelyn Montes de Oca, Nuria Regueira, Ana Pérez y Ana Yáñez -después también las hermanas de Lucía y Lara Yáñez, ahora en el Liceo, y Alejandra Huertas- hicieron historia. La realidad es ahora otra. "Eso es cosa de una vez en la vida", se lamenta Martínez.

Pudieron repetirlo este curso, porque lograron la plaza para estar en la OK Liga OK Liga, pero tuvieron que renunciar a ella. "Teníamos el dinero, pero no las jugadoras. Ahora mismo casi todas las que hay están en el Liceo. Teníamos que fichar, y eso lo hizo imposible", explica el entrenador. Así que a empezar de cero y trabajar con los niños. Doce equipos: dos sénior masculino, uno sénior femenino, un sub 16 femenino, uno júnior, uno juvenil, uno infantil, uno alevín, uno benjamín, dos prebenjamines y un micro. "Cada año nos tenemos que reinventar. Los mejores jugadores se van a los mejores equipos. Pero nosotros no renunciamos a nuestra filosofía. Preferimos quedar quintos con nuestros niños que ganar con jugadores que hemos ido a fichar", concluye Martínez.