El Barcelona B de Alfred Julbe visitó Riazor y salió escaldado, 89-79. Cuando a un equipo le toca jugar contra el Barça en cualquier deporte y categoría, parece que las piernas tiemblan. Pero en esta ocasión a quien no le tembló nada de nada fue al Leyma que encadenó su tercera victoria consecutiva para disfrute de los cerca de mil aficionados que acudieron al Palacio a pesar del diluvio.

El equipo coruñés fue de menos a más y acabó el encuentro en un punto excelente tanto de concentración como de juego.

El Leyma comenzó el primer cuarto un poco dubitativo permitiendo al Barcelona B anotar 26 puntos en diez minutos y acumular una ventaja de once. El parcial acabó con el conjunto visitante ocho tantos por encima de los locales, 18-26. Pero todo se iba a empezar a arreglar ya en la segunda entrega del choque.

Con las indicaciones de Gustavo Aranzana bien interiorizadas, el conjunto coruñés saltó a la pista y puso freno a la potencia blaugrana. El Leyma intensificó la defensa, hizo más faltas personales, perdió menos balones que en el primer cuarto y poco a poco consiguió acercarse en el marcador. El Barça empezó a desinflarse y, aunque acabó este cuarto con ventaja en el marcador ésta ya era sólo de tres puntos.

El momento álgido del encuentro y la clave de la victoria coruñesa estuvieron en el tercer parcial. El Leyma se enchufó en defensa obligando al Barcelona a dar un paso atrás en prácticamente todos sus ataques y a hacer tiros exteriores incómodos. El equipo de Julbe estaba a disgusto sobre la pista y los de Aranzana lo hicieron todo bien. Los jugadores naranjas habían retomado el encuentro tras el descanso con tres puntos de desventaja, e iban a acabar el tercer cuarto con un colchón de quince puntazos.

El 70-55 que aparecía en el marcador dejaba claro que el conjunto catalán iba a ir a por todas en los últimos diez minutos, y el Leyma sólo tenía que aguantar el embate rival para sumar la tercera victoria consecutiva. Y lo hizo.

Los jugadores del conjunto coruñés aguantaron sin perder la concentración y sólo tuvieron que esperar a que el rival empezase a bajar los brazos al ver que la victoria se iba a quedar en Riazor.

El que no pudo ver el encuentro hasta el final fue el técnico visitante Alfred Julbe, que se fue al vestuario antes de tiempo al ver dos técnicas por protestar.