El Leyma Coruña dio la cara ayer en su visita a Lugo para intentar frenar la arrolladora temporada del Breogán. "El sitio más complicado y el peor rival", analizaba en la previa Gustavo Aranzana. Y aun así el conjunto coruñés pudo haber dado la campanada en un partido muy intenso e igualado que se decidió en los últimos cuatro minutos en los que un par de errores naranjas los aprovecharon los lucenses, con un punto más de agresividad en defensa y de acierto en ataque en esos instantes finales. Tuvieron más fe en la victoria y esta se quedó en su feudo, de momento incorruptible (84-73). El Breogán sigue líder, ahora con más ventaja y ya clasificado para la Copa Princesa. El Leyma cae a la décima plaza.

Aranzana se había propuesto incordiar y los suyos lo cumplieron a rajatabla. El Breogán no se encontraba cómodo. Cuando lo hace, se escapa fácilmente en el marcador. Pero en este partido, aunque siempre por delante, solo conseguía pequeñas rentas y cuando estas se disparaban un poco, rápidamente el Leyma, sorprendentemene superior en los rebotes, se volvía a poner pisándole los talones a los locales. Pasó en el primer cuarto, que terminó con el igualado 21-20 y en el segundo, en el que se empezaba a decantar la balanza (40-34). El Breogán tenía a sus cuatro magníficos con el base Christian Díaz, el capitán Salva Arco y los pívots Emir Sulejmanovic y Matt Stainbrook. Con ellos en pista era difícil parar el aluvión. Sin ellos bajaba el nivel, aunque por el bando naranja solo Jonathan Gilling, Sonseca en el tercer cuarto y Jorge Sanz en el último estaban acertados.

La renta nunca sobrepasó la barrera de los diez puntos, moría siempre a los nueve. Salvo en el comienzo del último cuarto. Dos triples consecutivos de Sulejmanovic elevaron el listón a 15. También de esto se recuperó el Leyma con un parcial de 0-11 con tres triples incluidos, dos de Jorge Sanz. Otra canasta de tres puntos posterior, esta vez de Flis, puso a los coruñeses cuatro abajo y con cuatro por disputar (70-66). Fue el principio del fin. El Leyma no consiguió volver a anotar de jugada -salvo Olmos con toda ya decidido- con una defensa breoganista que apretó cuando más se necesitaba mientras la naranja hacía aguas.