La vuelta de vacaciones no sentó bien al Liceo, que perdió por 2-3 contra el Voltregá (que ya le había eliminado en semifinales de la Supercopa de España a principio de curso) su primer partido de la temporada en el Palacio de los Deportes de Riazor. Sin embargo, el empate del Barça contra el Noia permite a los verdiblancos proclamarse campeones de invierno al terminar la primera vuelta de la OK Liga al frente de la tabla, eso sí, con solo un punto de ventaja sobre los azulgrana.

El Voltregá jugó sus cartas y le salió bien. Muy cerrado atrás, a aguantar el chaparrón e intentando salir a la contra y hacer daño por medio de dos delanteros tan peligrosos como Erik Vargas y Gerard Teixidó. El Liceo se encontró con problemas para superar la tupida defensa catalana, pero tampoco tuvo suerte, con cuatro palos y dos penaltis fallados.

Pudo sentenciar en la primera parte, en la que fue superior. Se adelantó por medio de Eduard Lamas, que aprovechó una asistencia de David Torres. Y tuvo ocasiones para aumentar la renta, pero también Blai Roca estuvo muy inspirado en la portería. En este contexto, Ignasi López empató, primer síntoma de que no sería un partido fácil.

Antes del descanso se sucedieron las ocasiones locales pero la más clara fue para el Voltregá. El palo y la espalda de Malián salvaron de ir en desventaja a los vestuarios, pero nada más volver de ellos, Petxi Armengol batió en el primer palo la meta coruñesa. Con 1-2, la herida pudo ser más grande con la décima falta liceísta pero Malián tapó los huecos a Teixidó.

Quedaba mucho por jugar pero al Liceo le entraron las prisas y entró en una dinámica de fallos que pudieron costarle caro. Xavi Malián desbarató todos los manos a manos propiciados por las rápidas contras visitantes. Pero a dos para el final Gerard Teixidó sacó la magia para hacer el tercero por donde no había hueco. El portero verdiblanco sacó el carácter. De su stick nació el 2-3, a 25 segundos para el final. El Liceo buscó incluso el empate y forzar la décima del Voltregá que le permitiera una falta directa sobre la bocina. Pero se acabó el tiempo sin el milagro que esperaba.