La esgrima está de moda, con tal crecimiento tanto a nivel nacional como en la ciudad que ni los propios protagonistas se lo explican. En A Coruña la actividad principal se la reparten entre el Club 100tolos y el Club Esgrima Coruña, pero con más humildad trabaja la Escola Galega de Esgrima. "Nosotros somos un club pequeño, unas 35 licencias. Trabajamos en el Palacio de los Deportes de Riazor, que nos dejan una pequeña sala y estamos tan contentos. Y también llevamos un par de años trabajando en Arteixo", señala Mar, la secretaria.

Entre ellos el ambiente es cordial, casi como una familia. Las sonrisas coronan los rostros de todos. Los niños se enganchan a este deporte e incluso utilizan sus ahorros para comprarse sus primeros floretes. "Pero nosotros les prestamos todo el material si lo necesitan porque hay muchos que vienen solo unos días", apuntan. Los cuidan y los miman y destacan cómo desde tan pequeños son capaces de centrarse para seguir los combates, algunos diagnosticados con déficit de atención.

"Es un deporte minoritario, de lucha, muy técnico, de mucha estrategia, requiere coordinación, rapidez y reflejos", destaca la secretaria. "Hay que entrenar mucho para mejorar porque es muy difícil, en ese sentido es un deporte ingrato, pero en realidad luchas por superarte a ti mismo y eso está muy bien", concluye la secretaria, que deja la conversación y se va a abrazar a uno de los niños que acaba de conseguir una victoria en el entrenamiento. Una familia.