Para erradicar algunos problemas es necesario ir directamente a la raíz. Prácticamente cada fin de semana hay noticias de peleas en las gradas o en el campo en partidos de fútbol base y de agresiones a los árbitros. Consciente de ello el Orillamar intenta poner su grano de arena para ponerle freno con la puesta en marcha, con la colaboración de la AFAC y la Fundación Emalcsa, de una escuela para padres y madres de los niños de sus equipos. Además de luchar contra la violencia, se fomentarán valores de respeto hacia los árbitros, los rivales y hacia los propios menores con la intención de que las familias se impliquen en la formación deportiva de sus hijos. "Todo lo que podamos es hacer es poco", reconoce Alfonso Quejo, presidente del club, que tiene en sus filas 19 equipos y cerca de 350 niños. La escuela arrancó ayer con una conferencia en el Club del Mar impartida por Óscar Viana, que fue preparador físico, entre otros equipos, del Obradoiro, el Liceo y la selección española sub 19 de baloncesto.

"Los padres dejan en nuestras manos sus tesoros más preciados y nuestra labor es formarlos, pero la educación no es cosa nuestra, eso les compete a ellos", asegura Queijo. "Queremos que reflexionen sobre lo que está pasando y sobre lo que debemos y no debemos hacer en los terrenos de juego", añade el presidente del Orillamar, que precisa que él no tiene queja del comportamiento de las familias de su club. "Pero eso no significa que el problema no exista y que no haya cosas que llamen negativamente la atención como que árbitros de once años sean insultados".

Ya no es solo un tema de violencia. En el Orillamar también quieren erradicar otro tipo de comportamientos. "Primero respeto por el rival. En estas categorías no vamos a ganar la Champions", dice su máximo mandatario. Y después, quitar la idea de la cabeza de algunos padres de que tienen entre manos a un campeón. "Nos preocupa mucho ese tipo de presión. Los niños tienen que jugar al fútbol para disfrutar y no para ser unos fenómenos desde los ocho años. El que tengan que llegar a algo, llegará y los padres tienen que darse cuenta de eso porque cada vez nos está pasando más", expone y reconoce que ya han tenido varios casos en el club: "Intentamos hablar con los padres pero como no cambiaron, los niños acabaron dejándolo, es una pena".

Cada vez hay más sensibilización, pero todavía no es suficiente. "Cuando hay peleas de padres parece que se da un pico y la gente está más pendiente, pero se olvida rápido", se lamenta Queijo. La idea de la escuela de padres surgió hace ya un año cuando el Orillamar realizó una conferencia con árbitros de todas las categorías con el fin de que su figura fuera entendida como la de un deportista más. Iglesias Villanueva, colegiado coruñés de Primera División, les comentó entonces que en clubes como el Getafe ya llevaban a cabo un proyecto similar. Los colegiados repetirán y también formarán parte de la escuela, que se completará con formación en primeros auxilios, charlas de jugadores y entrenadores profesionales, de un psicólogo deportivo y ampliarán la demanda dependiendo de las peticiones de las propias familias.

¿Es bueno el deporte?

El encargado de abrir la escuela fue ayer Óscar Viana. El que fuera preparador físico del Liceo, el Obradoiro y la selección española sub 19 de baloncesto, que tiene un centro deportivo de referencia en Arteixo, habló sobre prevención de lesiones en niños en edades tempranas. "Les hice reflexionar sobre si el deporte es bueno o no para sus hijos, les conté por qué se producen las lesiones y cómo se puede hacer para evitarlas", dice Viana. "En la prevención hay una parte importante de trabajo que corresponde al club, pero la parte de higiene deportiva, que implica nutrición, alimentación, sueño, descanso, calzado deportivo, está más dirigido a los padres", continúa. "A mí me parece un acierto enorme, implicar a los padres a participar en la formación y en la educación deportiva de los hijos. Cuanta más información tengan, mejor", concluye.